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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Suelta de globos



A ver.. vamos emprolijando la cosa. No es bueno quejarse de todo pero hay líneas que no se deben cruzar, puertitas que no se deben abrir, preguntas que no se deben hacer y respuestas que no se deben dar.

He aquí un pequeño manual ilustrado sobre todas aquellas situaciones que son totalmente evitables si somos capaces de soltar al boludo que tenemos dentro o colgado del brazo, para el caso es lo mismo, porque un boludo es un boludo. Es como la mona, que por más que se vista de seda boluda queda.

Situación 1: ya se soplaron las orejas, se agarraron de la manito como 4 veces y se generó el momento romántico que tanto esperabas. Están compartiendo un licor de huevo o una tacita de té con leche en el sillón, en eso el señor ve fotos sobre la biblioteca y se acerca a observarlas con detenimiento mientras vos sonreís con tu mejor cara de papamoscas pero contenta. Mira la fotos, te mira a vos y espeta sonriente: "pero vos ESTABAS buena!" y vos atinás a decir con voz aflautada y poniendo la única cara posible: ehhhhhh.....??

Situación 2: salida con amigos, pero como hace poco que se les ha dado por andar de risitas digamos que aún no se sabe que tan firme se pisa; sin embargo ya hay cierta incursión al ámbito familiar. Hay maneras mucho más elegantes para caerse de culo a la banquina que diciendo "pero... en calidad de QUÉ voy al cumpleaños de tu compañero de oficina?!" Suspirás, pensás, inspirás profundo y con sonrisita irónica, levantando los hombritos decís: "no sé... te va ser el señor que me bate los sifones drago?"

Situación 3: la relación está planteada como algo que no se sabe bien que es aunque sí se sabe lo que no se es: no son novios, ni amantes fijos, ni amigos, ni NADA. Son eso que se han encargado de dejar firme al decir paparruchadas tales como "detrás de esa puerta no hay nada, lo que vale es lo que pasa acá y ahora". Todavía tratás de comprender por qué se enculó tan pero tan feo - al punto de que nunca más te llamó - el día que le dijiste que te ibas sola al asado que organizaron tus amigos. Es raro que no se haya dado cuenta de que el bendito costillar estaba del otro lado de la puerta... Qué complicado esto de las aberturas emocionales che!

Situación 4: el que te mima, te mira y se sonríe como un paparulo y te dice que te va a cuidar y que nunca la vas a pasar mal a su lado. Eso si, colgate el celu en el cogote emulando a la yegua madrina porque si no le llegás a contestar un sólo sms a la velocidad de la luz es capaz de putearte hasta en bielorruso y chino mandarín. Te ponen en la situación de tener que decirles en un tono de voz una octava más baja “metete el Chuck Berry, el blueberry, el boisenberry, el blackberry, todos los frutos y hasta el bosque entero en el culo! Tarambana!”

Situación 5: chateo va, chateo viene, y una tarde de invierno decidiste cruzar el Rubicón y encontrarte con ese señor que se declaraba ex rugbier. Saliste con cara de estar esperando que la comparsa Marí Marí pasara por la puerta de tu casa y de pronto lo divisaste, caminando hacia vos, todo él. Todo es un decir porque ese Umpa Lumpa mal entrazado que se dirigía hacia vos sólo podía ser la guinda del partido cuanto menos. Y ahí nomás sin esperar que vos atinaras a cambiar tu cara de estupefacción dijo: "pero mirá que habías resultado ser bajita vos!" Instantáneamente pensaste que el reino de los cielos será de los justos pero de los enanos seguro que no.

Situación 6: Era lindo, pucha que era lindo! una mezcla de Clint con el chico de la granja, que está más bueno que el pollo a la miel una tarde de invierno. Puerto Madero, noche de primavera, vos pensando que la vida compensa y mirá que lindo que es con esos ojos claros y esos dientes para publicidad de Colgate. Él afianzado ya entrando la noche, mientras miraba hacia el río comenzó a contarte su vida, sus viajes, mientras te preguntaba cosas importantísimas como por ejemplo que hacía cuanto tenías un piercing en el ombligo. De pronto, muy suelto de cuerpo enfundado en sus Dolce Gabbana declaro a quien quisiera escucharlo: No conozco mucho Europa, sólo fui a España porque París me parece una ciudad increíble”. Un GPS al señor de la cupé Mercedes por favor!

Situación 7: Un tipo interesante, largas charlas hasta altas horas de la madrugada, un café horrible pero todo en esta vida y en el mismo instante es difícil de conseguir. Un hijo de Freud el señor, que iba desgranando su historia como si fuera la gesta de algún vikingo. Ya para las dos de la mañana vos pensabas qué tenía que ver la escuela de Pichon Riviere con la venta de sanguchitos en el Tigre pero medio que te dormías. De pronto cual iluminado se incorporó en su silla para hacer tu diagnóstico: “Vos sos una persona superyoica”. Salute! Dijiste vos y pensaste que mamá estaría orgullosa de semejante diagnóstico. Rápidamente te dirigiste a tu casa pensando en como desechar esa mochila de mercurio que había resultado ser ese señor. Porque una será superyoica pero de boluda poco últimamente. Y a la semana cuando ya era mas que evidente que otro café seria dudoso, lo dijo... cerrando el telón: sos una capitalista emocional! Y vos dijiste ajá ajá, mientras revisabas los índices del Bovespa.


No digas que no te avisamos, porque esta vuelta si te volvés a joder por boluda te vas a tener que hacer cargo.

martes, 23 de noviembre de 2010

abrazada a un rencor





"He descubierto que casi todo lo escrito sobre el amor es verdad, Shakespeare dijo: "Los viajes terminan cuando los amantes se encuentran" ¡Ah, qué extraordinario pensamiento! Personalmente no he experimentado nada ni remotamente parecido pero estoy dispuesta a creer que Shakespeare sí.
Supongo que pienso en el amor más de lo que realmente debería. Me sorprende constantemente su poder para alterar y definir nuestras vidas.
Shakespeare también dijo: "El amor es ciego". Eso lo sé con certeza.
Para algunos, inexplicablemente el amor se desvanece.
Para otros, simplemente se pierde.
Aunque claro, el amor también se puede encontrar, aunque sea sólo para una noche.
Y luego hay otra clase de amor, el más cruel de todos, el que casi mata a sus víctimas, se llama amor no correspondido. En ése soy experta. Casi todas las historias de amor son de personas que se enamoran entre sí, pero ¿qué hay del resto de nosotros?

¿Qué pasa con las historias de los que nos enamoramos en soledad?
Somos las víctimas de un idilio no correspondido.
Somos los amados maldecidos. Somos los no amados."


Todo eso dijo la ex gorda  de la Winslet en una voz en off apenitas arranca la peli The Holllyday y vos ya te paraste  a buscar la caja de klleenex, porque los mocos te brotan como si fuesen petróleo en Nueva Delhi.


Te sentás a verlo al divino de Jud con esos ojos azules como el Mediterráneo y con un rol de hombre que no existe ni que lo hagan con proyectos de robótica. Porque acordate que los ingenieros que hacen robots son hombres por lo tanto no le van a poner un botonito de "sensibilidad" otro de "responsabilidad emocional" y por si las moscas uno extra de "no dedicarse a joder al otro".


Vos ibas por la vida tratando de esquivar - a modo de entrenamiento - la cacona del perro del vecino cuando ese sábado a la tardecita sonó el teléfono con un número irreconocible y así y todo atendiste. Aceptaste  un café y se te escapó un suspiro mientras te resonaba en la cóclea la pregunta matadora:  "hola.. soy Ruperto, ¿Cómo estás?"... pregunta de mierda si las hay para aparecer  luego de años.


El pajarito cantaba esa mañana de domingo y vos te jodías por boluda  porque estando en Pampa y la vía te despertaste abrazada a esa deglutida ilusión en vez de a aquel rumiado rencor.

domingo, 22 de agosto de 2010

El mundo es un pañuelo

Venías así como agotada y agitada. Decidiste tomarte esas vacaciones que tanto te debías, te importó todo 3 belines, te compraste un pasaje a Brasil y al grito de Vocé abusó te subiste a ese avión.


Ezeiza era lo que suele ser Ezeiza un jueves a las 5 AM. Lleno de ejecutivos con maletines, repletos de tecnología desbordante hasta por las orejas entre laptops y blackberrys ocultos tras sus rayban esperando que sus amantes lleguen a tiempo a tomar los vuelos posteriores. Señores de traje y corbata en pleno julio porteño con 3º C que llegan a San Pablo donde la temperatura promedio es de 25º, no es simple la vida del ejecutivo moderno, no señor!!

Vos, como sos persona elegante y porque además sos de esa generación que en navidad estrenaba equipo coqueto te vestiste divina. Y porque también sos de la generación que para viajar en avión no anda de jean rotosos, camiseta desteñida y zapas de lona ¡Que tanto, a cagar con la modernidad del grunge donde todo el mundo anda roñoso!,  Te pusiste un outfit (ahora se dice outfit, viste Mabel?) todo negro precioso, con pañuelo animal print al cuello, una serie de capitas de cebolla de ropita variada toda encimadita y zapatitos de animal print “al tono”. Te faltaban las rosas rococó rosadas y eras tan patética como Mirta Legrand en el Provincial en enero. Te acordaste de que ese programa trae suerte cuando se largó a llover como la putamadre y en Ezeiza demoraron el vuelo porque a ese paso se te partía el avión de un rayo. Eso si tu maledetta suerte se mantenía como hasta ahora (otro día te cuento).

Te subiste a ese avión toda vestida de negro y animal print, con cara de culo, cagada de sueño, esperando que te den ese café espantoso y casi te infartás cuando el señor del asiento del otro lado del pasillo se ofreció a acomodarte la valija de mano en el portacosos de ahí arriba (el día que aprendas como se llama te morís muerta, mejor no aprendas). Ensayaste una vez más tu mejor cara de tarada agradecida y te escondiste atrás del diario.

A medida que iban subiendo hacia el trópico iba mejorando el clima. Ojo que adentro del avión también, y como vos tenés esa manía de las minas de ponerse mil boludeces una encima  de otra te fuiste sacando la ropa de a poco. Bueno… te fuiste sacando las capas superficiales de ropa hasta que te quedaste con una alegre y coqueta camisetita.

Feliz de vida te tomaste la coca cola y mirabas por la ventanilla las nubes pasar rogando que ese avión de mierda dejase de temblar y pusiera tu culo a salvo mientras te alienabas del mundo leyendo las instrucciones de emergencia del aterrizaje, te prometiste nunca más estrenas zapatos para un viaje en avión porque si se cae te los tenès que sacar. Una es capaz de dejar al perro ahogarse pero no un par de zapatos de Sarkany.

En eso estabas cuando aterrizaron el Guarulhos y chocha de la vida ya te relamés pensando en esa playa preciosa que te espera en Guarujá, en la cantidad de caipirinhas y caipiroskas que te vas a tomar, en la de metros de piolín de tanga que vas a tener que soltar producto de todos los hidratos de carbono que vas a comer cuando de pronto escuchás “sos un boludo, sólo a vos se te ocurre ponerte camiseta de frisa y traje de lana cuando vamos a San Pablo que están haciendo 27 grados! Aprendé de ella, que se vino poniendo en pelotas todo el camino!"

STOP!! Frenaste en seco, paraste a todos los que venían descendiendo por esa manga del avión, indignada como nunca te diste vuelta y les dijiste con tu mejor cara de culo “yo no me puse en pelotas, me aggiorné darliiinnnn!" Obvio que se te cagaron de risa en la cara pero al menos sirvió para que el garoto gostoso de olhar bonitinho de la fila de asientos contigua que te ayudase con el portacosos te acompañara hasta la cinta de las valijas meta charla y risitas y si siempre venís a bailar acá y de què signo sos y esas cosas. Tras un breve intercambio de opiniones se dio el esperado cambio de tarjetas personales, después de las vacaciones intercambiaron mails – él desde Miami, vos desde la rutinaria y espantosa oficina de Córdoba y Cerrito - con promesas de intercambiar presentes de viaje pero en realidad ya daban tácitamente por sentado que iban a intercambiar fluidos.

A los 20 días te sorprendió tocando el timbre de tu oficina; lo tenías con esa sonrisa amplia de implantes carísimos y un toblerone de 5 kilos en la sala de reuniones de la consultora, saludando a todos como si fuese el pater familis, portando ese ese sex appeal que te hizo mirarlo en Ezeiza. Bien plantado en ese selfconfidence que te invadió junto a la ola de perfume - olor a hombre recién afeitado y salido de la ducha - que tenía al apenas rozarte de lado en ese avión espantoso de pasaje de clase económica a San Pablo.

Así te sentiste cuando lo viste aquella vez y te agarró el panic attack, te sobrevino el ACV y todo junto cuando al pasar junto a la oficina de tu jefe este lo reconoció y lo saludó con un fuerte abrazo pronunciando su nombre con todas las consonantes fuertes bien fuertes “¡Roberrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrto, tanto tiempo!¿Qué hacés acá?

De ahí en más te dedicaste a tratar de explicarles a tus compañeros de laburo como carajos fue que lo conociste sin que sonara a “me lo levanté durante las vacaciones en el avión y da la bendita casualidad de que justito hoy me lo quería comer junto con ese chocolate riquísimo que se están comiendo ustedes a cambio de un poco de piedad y silencio”.



Jodete por boluda si pensaste que el anonimato del pasillo del avión era perenne.

jueves, 10 de junio de 2010

BEEP BEEP!


Vos ibas con la valijita de extracciones de asilo de ancianos en asilo de ancianos, de departamento roñoso a departamento roñoso, de tipo que te abre la puerta a lo Sandro – en bata roja y en pelotas – a tipo que te abre la puerta a lo Sandro y la “novia” al lado diciendo que te estaban esperando.

Tenías muy claro lo que ibas a hacer: sos extraccioncita de sangre a domicilio. Te clavaste el curso de la Cruz Roja y te abriste un lugar a los codazos entre guardias pedorras en sanatorios más pedorros todavía pero con reproducciones de Modigliani en los pasillos, maquinitas de café con monedas y recepcionistas de amplia sonrisa y pollera cortita.

En eso estabas - cuando digo “en eso” quiero decir corriendo de acá para allá trepada a los colectivos, con la planilla que te mandaba logística la noche anterior que mientras leías cagada de sueño, como en un bingo bizarro te cantabas los números de bondi que te tenias que tomar. La planilla te la mandaban a las 11 de la noche y el primer paciente con olor a rancio y pis te esperaba a las 6 de la mañana. No sos Bernie pero ya te le parecías bastante, sobre todo por tener los huevos por el suelo.

Habías trabado cierto reconocimiento con algunos pacientes que considerabas tuyos, esos señores de Belgrano que te ofrecían algun café en invierno o un vaso de algo fresco en verano; algunos hasta te daban propinas y todo. Te cruzabas con gente que vivía relativamente bien pero también veías mucha soledad, mucho abuelo abandono en los geriátricos.

El asilo de ancianos que más gracia te causaba era uno donde la dueña al abrirte la puerta apenas te saludaba y te tenía esperando un rato hasta que el abuelo de turno estaba listo para recibirte. En ese ratito llegaban los masajistas y terapistas físicos a hacerle rehabilitación a los viejitos y la escuchabas saludar con entusiasmo “hola mi rey”, “pasá mi príncipe”, “ya te hago pasar primor”. Esa mujer no podía parar de mover el culo avanzando por los pasillos envuelta en una lucha feroz contra los tacos altos y el piso vinílico con una nube de perfume a su alrededor, una imitación de un Kenzo pedorro que hacía que se adivinara cuando estaba revoloteando cerca.

Decía…en eso estabas cuando te patinaste bajo la lluvia incesante y te cagaste de un golpe en plena calle. Se te desparramaron los tubos de ensayo al recarajo y encima te embarraste hasta las tetas. Juntaste las cosas como pudiste, puteaste a disoymariasantísima pero seguiste haciendo tu laburo. Al día siguiente te tomaste un ibualgo y te fuiste otra vez con la puta valijita a jugar al vampiro moderno. Así quedaste.

Te tocó estar en reposo por como 30 días y hacer la rehabilitación de un esguince. Y ahí fuiste con un rosario de insultos en la punta de la lengua a medio gritar, medio resignada, medio aburrida pero contenta de que te ibas a tomar unos días sin goce de sueldo a la fuerza, pero le pusiste onda.

Te bajaste unos mandalas, le afanaste la caja de acuarelables a una de tus hijas, y te leiste 40 libros de autoayuda. Te pusiste un fondo de música de mar - que después de varios dias hacia suponer que se venia un tsunami - y no sé que carajos más de música india, que sonaba por toda la casa y hacia que hasta el gato te mirase con pavura. Hablaste por teléfono interminables horas con todo el mundo y según tus hijos rompiste las caramañolas que dio calambre. Tenías razón, no te merecías romperte una pata así. “Así” es tan boludamente.

El tema es que te fuiste a hacer la rehabilitación. Te tocaba siempre el mismo terapista, un morocho con muy buena onda que de a poco se fue relajando, te saludaba amablemente y cada vez con más efusividad cuando llegabas. Te decía “a ver mi cosita, ponga la patita acá arriba – señalando un banquito - ya llegará al hombro algún día, venga venga mi reina” y cositas así por el estilo lo que te llevaron a sonríele con ganitas y dejarte sobar la pata un rato más de lo recomendado.

Entre mandalas, esa música de mierda, colgada al teléfono y el morocho de piropo dulce y manos ágiles se te pasaron las sesiones de onda corta; que a esta altura de las circunstancias de corta tenía poco y nada.

Una tarde hablando boludeces el morochazo precioso te preguntó que onda vos, familia y esas cosas. Le contaste un poco de tu vida, que eras separada, que tenías 4 pibes: dos nenas y dos varoncitos. Las chicas van a la universidad y estudian mucho y laburan un poco como para sus gastitos, 2 varones adolescentes que te sacan canas verdes pero que adorás y les tenés fe que ya se les va a pasar la edad del pavo. Divorciada hace una bocha de años, pasaste los cuarenta y tenés dos laburos. En uno de ellos te levantas a las 5 AM y en el otro te toca laburar los fines de semana.

Hasta ahí todo bien. Lo que no termino de entender es en qué momento te jodiste por boluda, porque el tipo pasó de un “hola mi reina, dame la patita” a un “chau señora” desde la puerta y con la campera puesta dejando una estela en su carrera emulando al correcaminos.

domingo, 11 de abril de 2010

El turno de ellos



Fue el primer hombre que te llevó a pasear en auto, un autito rojo con el que gastaban veredas en el barrio. Él te tocaba el timbre y ante la sonrisa risueña de tu papá, solicitaba permiso para sacarte a dar la famosa vuelta de manzana. El tenía cinco, vos tres y no dudaste en mostrarle tu bombacha de encaje cuando te lo pidió, prometiéndote el autito como premio.

Con los años se veían y ya no había autito rojo, pero se seguían saludando y te gustaba ir a ver a su casa lo que le traían sus padres cuando viajaban y reírse de alguna pavada juntos. Era rubio, con una sonrisa que desarmaba almas y una risa contagiosa.

En los ochenta te divertía ver sus peinados, y los dos andaban midiéndose los cortes Llongueras que llevaban. Se fueron acercando, compartían muchas cosas, tardes de pasear a los cockers por el parque, fumar algo de hachís al sol hablando de Jackson Pollack o Dalí. El estudiaba Arte y de vez en cuando posabas para él, otras veces se subían a su auto y a fuerza de hierba llegaban hasta Cemento para escuchar alguna banda. Todavía recordas esos viajes por autopista con los Talking Heads de fondo. Los dos eran los más raros del barrio, las promesas fallidas.

Cuando todo parecía que iba a desembarcar en romance, una noche te contó que había sido padre hace poco, que no sabía qué hacer ni cómo. Por esas vueltas de la vida, la madre era una amiga de tus veranos y eso significo una vuelta de página y el límite fijado en una linda amistad y nada más. Lo acompañabas a comprar ropa para su bebe, lo viste con los años, llevar a su hija a Disney o a alguna playa uruguaya, y te alegrabas que finalmente hubiera tomado el toro por las astas y se hubiera hecho cargo.

Pasaron los años, él cambió Floresta por Palermo y dejaste de verlo, solo te llegaban noticias esporádicas, que estaba sin pareja, que trabajaba mucho como creativo, que le iba bien, que había ido a Rusia, pero no mucho mas. Vos seguiste con tu vida, hasta que doce años después por esos equívocos de la vida, tocaste mal un timbre en un edificio de oficinas y te atendió él, lo notaste demacrado mas allá de la sorpresa. Como en una película de Almodóvar, se sentaron frente a frente, recordaron el auto rojo, y le preguntaste por su hija.

Ahí no pudo más y te contó que había resultado que no era el padre, que lo habían engañado, que hacia un año que no la veía, no podía encontrarla por ningún lado, la estaba buscando en el sur porque algún dato había conseguido. Insistía en que era su hija, él la había criado. No le importaba que un maldito examen dijera que ahora no era suya. Te fuiste triste, le diste un abrazo y puteaste a lo loco todo el camino de regreso a tu casa.

Una tarde, te pareció verlo con una bebe en brazos, y le preguntaste a alguien por él, ahí te contaron que se había casado, que vivía en zona norte y que ahí se había instalado con su mujer y sus hijas, con las dos… La había encontrado, y ahora vivía con él. En ese momento te sonreíste disfrutando de esas raras ocasiones donde el cosmos parece estar en orden.

Jodete por boludo si no perseverás y luchás por lo que consideras tuyo mas allá de cuestiones cromosomáticas.

jueves, 1 de abril de 2010

Asunto? Qué asunto?


A veces se logra que las cosas sucedan... pero como dijo Joaquìn Sabina "en el diario no hablaban de tí.. ni de mi" y los besos ciruelosos y aduraznados parece que tienen poco márketing o la gente es boba y lenta porque aún no fueron descubiertos.

Digamos que llegué a casa.. digamos que viajé bien... digamos que me tuvo que despertar el chofer del bondi en Retiro porque dormìa como bicho bolita envuelta en la frazadita azul y el nonito de corazòn.

Y si... y lo extraño... desde que me agarróno me soltó... ud se dió cuenta de eso? De-que-no-me-nos-lo-soltó-soltamos-solté!?

Y cuando me comí el caramelo cofler recordé su-mi-nuestra boca llena de besos, y un asado ya no es un asado, y un bicho bolita es mucho más que eso, es un gusano cocinero dormido en una silla, y una caricia es una mutación en suspiros, y su ojo derecho que me mira "así" es mucho màs que una esferita blanca con una almendra acaramelada que me contempla bonito; y una Pascua ya no es sólo un huevito de chocolate envuelto en papel dorado, y la teoría del color se redefine al recordar el contraste de colores de su mano en mi pierna a la luz de la luna evocando el maizal a plena carcajada.

Tal vez de ahora en más al escuchar ese nombre me sonría y se me escape algun color de arco iris y comente como al pasar... "aquel lugar maravilloso donde la fruta está madura en Semana Santa, los duraznos tiene otro gusto, en el maizal se escucha en cantar de las ranas y a los arco iris se les completan los colores"

Ud me habla de palabras redefinidas? Ud me neologenizó a mi.. ud me redescubrió, ud hizo que me pusiera a pensar que a veces.. sòlo a veces... nos jodemos por boludas al no tener en cuenta que las manos que nos acarician el alma no entienden de distancias, que la vida da muchas vueltas, que las personas sin saberlo pueden tocar la vida de otro ser y haciendo un pase mágico hasta la rana mas boba se convierte en mujer.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Ande yo caliente y ríase la gente




La veías cada muerte de obispo, su jean tiro alto coronando generosas posaderas y la infaltable remera de lycra negra con push up al tono inventando escotes imposibles. Se tornaba invisible la mayor parte de la noche, hasta que el alcohol y la música la transformaban en la única protagonista de la velada.

Te preguntabas de donde había salido, y no podías dejar de pensar que su figura y su ritmo eran una mala copia de alguna película de Polaco. La habían integrado a ese ecléctico grupo de amigos de un día para otro y se había instalado, junto a las achuras, en ese living que hacía las veces de pista de baile, donde ella tropezaba con sus sueños de diva.

No era joven, no era vieja, te habían dejado adivinar su pasado de matrimonio desavenido, hijos y familia pontificadora. Nada te deprimía mas que verla alcoholizada y persiguiendo a los hombres presentes o saber que la noche terminaba indefectiblemente en alguna estrepitosa caída mientras se escuchaban sus balbuceos incoherentes. Era como la marabunta para los varones presentes, todos sufrían indefectiblemente la presión de sus caderas en sus entrepiernas, y vos te quedabas pasmada viendo como trataban de escapar de su calentura eterna.

Te ibas enterando de sus historias, de la noche en que se la llevo un remisero y había terminado con él, porque ningún otro le había contestado su llamado. O del cantante que regularmente le prestaba algunas horas de cama y caricias. De otros amantes pasajeros que se le animaban a sus caderas, para luego desaparecer sin dejar rastro.

No la entendías, había algo en ella que te provocaba una angustia infinita pero no querías involucrarte. Una tarde de verano, entre mate y facturas sin cumbia de fondo, desando un poco su historia y entre lágrimas trato de remendar su historia. Vos solo podías pensar que la terapia debiera ser gratuita para el género femenino y que el Litio debiera brotar de los filtros de agua.

Un día te contaron que se había tomado mil pastillas, que estaba internada, que no la dejaban ver a nadie, que la depresión la había atrapado, y que mientras se la llevaban seguía invocando nombres de antiguos amantes.

Hace unos días salió, dicen que esta mejor, que encontró al amor de su vida en el psiquiátrico, un colectivero amigo de la automedicación, un muchacho bueno que sólo está un poco confundido como ella. La imaginaste recorriendo las callecitas de Buenos Aires con su nuevo amor, escuchando a Chichi Peralta, con su jean eterno de tiro alto arañando felicididades.


Jodete por boluda si no podés mirar la historia sin sentir que se te hace añicos la boca del estómago.

lunes, 11 de enero de 2010

La Cuqui



La conocí en cuanto me mude a mi antigua casa, me inspecciono por todos los costados y puso cara de desaprobación cuando alguien le comento que yo pintaba. La cosa no fue mejorando, porque con el tiempo me separe y siguió mirándome como si yo fuera el demonio encarnado. Cosa que se intensifico cuando presencio mi disputa con los Testigos de Jehová, quienes pretendían venderme el libro de la felicidad familiar y m iracunda respuesta:


“Llegaron tarde señores, treinta días tarde…”


Ella reunida en la esquina tomando cafecito con lo que yo denominaba “Las viejas del Clubcunkan” todas las tardes a la misma hora, pintadas como si estuvieran en el mejor lugar del mundo con sus trajecitos impecables. Presidia la mesa, y a veces la escuchaba con su voz de rana maltratada hablar de juntas vecinales, veredas rotas y embarazos no deseados. Todas las tardes la señora Cuqui estaba en esa esquina y yo la veía mientras traía del jardín a mi retoña que insistía en sacarles la lengua o hacerles morisquetas con el solo fin de hundirme a mí en el fango mientras disfrutaba de mi cara de espanto.
Pasaron los meses, y una tarde se animo a tocarme el timbre, para felicitarme por tener a la criatura siempre impecable y no haberme vuelto una casquivana tras mi separación, yo le agradecí profundamente, recuerdo que le solté algún comentario ruin de esos que me gustan a mí:


“ Es que estoy sponsoreada por Ala, ser inmaculada es mi destino…”


No dijo nada, solo me miro con sorna y se fue a su esquina. Así era la Cuqui, tenía el pontificador siempre a mano, nunca una palabra de aliento, era todas las madres juntas y disfrutaba esa posición que se había ganado. No en vano, se había casado bien como ella decía y su familia vivía ahí desde tiempos inmemorables.
Logro sorprenderme un par de veces, como cuando la policía pretendía llevarse a unos hijos dilectos del barrio tras gresca futbolera y ella tomando el toro por las astas y esquivando los pomelos derramados del pobre verdulero, se había interpuesto e impedido el accionar policial al grito de:


“La culpa la tiene el futbol señor policía, no querían quemar ese auto, se quemo solo porque es japonés, a un Ford no le hubiera pasado eso”


O cuando casi se nos soponcia cuando llevaron preso a un integrante de su Clubcukan por ser el sospechoso de varias violaciones, debo aquí ser justa y agregar que ese pobre hombre no podía ni caminar mucho menos violar a nadie, cosa que fue demostrada perfectamente por la Cuqui y el abogado que ella consiguió.
Hasta el cura le tenía miedo y le hablaba como si fuera la heredera de la corona inglesa, yo no podía, jamás pude, me divertía con su postura de señora consentida, me la imaginaba con sueños de Mirtha Legrand guardados bajo siete llaves, sentía pena porque su mundo se pulverizaba y ella seguía sin querer distinguir el sahumerio de la cannabis.
Logro cercar la plaza con una reja espantosa, que cambiaran varias veces los baldosones porque no le gustaban, actos espantosos donde despotricaban contra los extranjeros limítrofes que ocupaban el barrio, logro que los micros de larga distancia no pararan más en esas cuadras a pura manguera y balde, y logro que yo le tomara cariño. Tanto que al escuchar que se fue me dieron ganas de pegarme una vuelta por antiguo barrio para pasar y decirle:


Cuqui todo sigue impecable…


Se les ha dado por morirse, a gente famosa y a otros que no lo son, pero vaya mi homenaje a la Señora Cuqui, porque todas llevamos a una Cuqui dentro nuestro dispuesta a joderse por boluda pero con un garbo….

martes, 5 de enero de 2010

¡Que se sepa!



Dijera la gran Tita Merello: se disheeee de miii; bah.. de nosotras las mal llamadas minas.

Se dice que estamos locas, que cuando estamos sonadas somos insoportables, que no nos banca ni el Papa con buena voluntad, que estamos malco, o que necesitamos cosas que sobrepasan los 30 cm. Porque señores, seamos sinceros: ustedes dicen tantas cosas que puff! hasta parecería que nos conocen mejor que nuestros terapeutas o amantes, pero todas dichas desde un lugar de ignorancia total.

Las mujeres no tenemos esos problemas que se les achaca a nuestras hormonas bailarinas porque las mujeres somos así todo el tiempo.

Para que se entienda lo antedicho procederé a explicar el ciclo hormonal femenino. No ponga esa cara de asco y lea, que le va a hacer bien. Caramba. Puerquito pero cobarde resultó ser.
El ciclo menstrual femenino consta de 28 días calendario y básicamente se puede dividir en 4 grandes grupos: menstrual, preovulatorio, ovulatorio y premenstrual.


Detallo en los siguientes párrafos los mil estados de ánimo que pululan por nuestra sangre (en este caso se deberá tomar de manera totalmente literal)

Día 1: ¡¡¡ Nos vino!!! ¡¡¡No estamos embarazadas!!! Andamos infladas como sapos, nos duelen los ovarios, tenemos las lolas estalladas y el carácter sensible. O sea, estamos en un estado de peligrosidad emocional que no nos soportamos a nosotras mismas y lloramos hasta con la propaganda de mayonesa hellman’s. Tras cartón nos crecen los pelos que parece que un enano los estuviera empujando desde adentro, nos damos cuenta de que no compramos los OB súper para los primeros días ni los MEDIO para los últimos y los sobrantes del mes pasado que pensábamos que estaban en el placarcito del baño se los prestamos a una amiga en estado de emergencia el sábado pasado. Por lo que salimos en ojotas en pleno invierno al famacity más cercano y de paso nos traemos toda una provisión de toallitas con y sin alas, para el día y para la noche, ultrafinas para los jeans y súper absorbentes para el gimnasio. Solemos encerrarnos con la shoguineta a mirar películas de amores no correspondidos; alguna intelectual tal vez llegue a ver Amelie a repetición y limpiarse los mocos con la ropa blanca hasta que las sábanas pidan perdón. Esto nos pone muy mal, pero muy mal ¡Es deeeennseerio che!

Días 2 al 5: maso lo mismo sin tanta compra, con menos pelos o acostumbradas a ellos, vamos cambiando el humor de a poco pensando en que todo lo que nos dijeron en estos días PUEDE ser verdad, pero igual somos divinas, (¡No te confundas bombón!) Sacamos turno con la depiladora así nos sacamos el look mono de encima y podemos lucir nuestras esbeltas axilas sin ser tildadas de cosacos. Vamos por la calle cantando la discografia completa del pelotudo de David Bisbal. ¡Remeritas manga corta vengan a mi!

Días 6 y 7: ya vamos mejorando. Sí sí. ¡Sin pelos es otra cosa! Estos dos días son los mas alegres de todo el mes.. No para nosotras que siempre tenemos un motivo para pasarla mal sino para los hombres que nos rodean que nos miran con mejor cara y hasta nos podemos ligar una invitación a cenar o al cine. Aprovechamos y tomamos decisiones tales como el color de pelo al que nos gustaría mutar, si cambiamos los muebles de lugar, si le damos una patada en el culo al Gorr o hasta nos animamos a pensar que algún día conoceremos a un hombre que nos valore y nos haga felices. Solemos andar de soleritos si es verano o jeans ajustaditos en invierno ¡Somos felices y se nos nota!

Días 8 al 13: comenzamos una leve suba en la irritabilidad, se nos acorta de a poco la mecha y el nivel de tolerancia comienza a decrecer hasta limites insospechados. Tendríamos que andar con un termómetro que va del verde al rojo en la frente para beneplácito de nuestros interlocutores los que se darían cuenta del bardo que se pueden llegar a comer en caso de decir las palabras equivocadas en el momento y lugar equivocado. Nada nos viene bien, ni que nos miren ni que nos dejen de mirar, ni que nos hablen ni que nos dejen de hablar, ni que nos digan SI ni NO y menos que menos un tal vez. Esto transcurre a lo largo de los 7 días siguientes hasta llegar al día 14 de nuestro ciclo hormonal. Tras cartón si Santa Norita escuchó nuestros ruegos y logramos tener un cachito de vida sexual, andamos con la agenda en la mano contando los días porque - no vaya a ser que encima de todos los males que nos acosan sólo por ser mujer en este mundo lleno de hombres miserables que se merecen todo lo que les decimos por ser tan desalmados, insensibles, pocoseso, separatistas y sexistas – tenemos la desdicha de quedar embarazadas de ese tarambana que nos tocó en suerte en esta vida. No toleramos AB-SO-LU-TA-MEN-TE-NA-DA.

Día 14: Explota todo. A los botes mis marineros, a las trincheras mis soldados ¡Sálvese quien pueda que hay una mujer ovulando! ¡¡ARGHJJJ!! Nos duelen un poco los ovarios, cintura, panza, tetor, cabeza, muelas, garganta, brazos, viceras, pelos, pestañas y uñas. Es en estos días en que si te la cruzas a Nacha Guevara por la calle le metés el rouge con el que escribía sobre el espejo "me gusta ser mujer" en el culo al grito de ¡usá el lapicito para escribir la vida de Tolstoi; mamaracho, caracol striper!

Días 15 al 20: 4 jornadas de un mínino de sentido común. No mucho, tampoco le pidan peras al olmo, que en ese caso lo psicótico no sería que le reclame una fruta a un olmo sino que le hable a un árbol. . El fantasma de la maternidad no deseada nos sigue a todas partes como el espíritu de Maradona al futbol argentino y si te invitan a algun evento lo primero que haces es fijarte que día te tiene que venir para comenzar a putear y hasta sos capaz de pedirle a tu prima que posponga su boda para evitar el mal momento. Al fin y al cabo como dijo Susana La-Divina-Diva: detrás de todo sólo hay una mujer. Traducido: no crea en lobos que usan piel de oveja.

Días 21 al 27: andamos como ASÍ. Así es así. Las mujeres no se preguntan que es así. Lo saben, lo viven ¡¡lo sienten, lo sufren, lo padecen!! ¡¡Es como el fulbo loco!! No sabemos bien que cazzo nos pasa, tendemos a comer lo que no tenga un tono grisáceo, no esté demasiado duro o demasiado blando. Somos como una manga de langostas cruza con marabunta. Le entramos al pan con dulce de leche, chocolates en todas sus variedades, hamburguesas dobles y hasta ¡¡TRIPLES!! Nos inflamos como sapos, se nos infla el tetor de a poco y sentimos que el jean que nos quedaba tan lindo nos hace ver como elefantas del circo Sarrasani. Andamos como pucherosas y llamamos a las amigas contándoles que lo más lindo que tenemos son los pajaritos en la cabeza porque nos cantan a la mañana, extrañamos tanto (no sabemos qué, pero extrañamos) que nos ponemos a moquear como Verónica Castro cuando le dijeron que Valeria Liberman iba a ser su nuera. Vemos que los pelos comienzan a brotar y cambiamos el estilo de vestimenta por algo más flojito y con maguitas porque no hay corpiño que aguante ni camiseta que resista la visión de un tetor a punto de volcar. Señoras y señores estamos ante el bendito y nunca bien ponderado SPM.

Día 28: ¡¡¡Nos vino!!! ¡¡¡No estamos embarazadas!! Eso siempre y cuando hayas tenido la suerte de tener un mínimo de actividad sexual con otro ser medianamente humano. Nos vemos horribles, los ojos como el sapo verde de Pekín apenas se los asoman por los párpados, el tetor que nos estalla y no hay corpiño que no nos haga doler. TODA la ropa nos queda que es un asco y revoleamos lo que se nos cruza en el camino, le ponemos un patadón al perro y le hacemos una escena histérica al Gorr/Bichi/Mientras Tanto/Chongo/ser-humano-o-bicho-masculino que se nos ose cruzar en 5 cuadras a la redonda. Los jeans nos quedan como el culo y eso nos pone muy mal.



Jodete por boluda si pensaste que por enviar por mail a todos tus contactos masculinos esta entrada ibas a evitar la preguntita ¿Nena... estás indispuesta que andas tan rayada?

viernes, 11 de septiembre de 2009

El vuelo de la carancha


Por Aerolíneas Argentinas, pensaste al sacar el boleto, yo viajo por la Aerolínea de mi país carajo mierda, que no le voy a dar de comer a nuestros hermanos trasandinos. Y solo te faltó cantar el Himno mientras mandabas el mail confirmando la compra de pasaje.

Hiciste el check-in por mail, mientras te convencías que los pilotos argentinos son los mejores del mundo, que el avión iba a ser cómodo y que la comida al menos iba a ser reconocible.

Llegaste al aeropuerto con todos tus bártulos, mientras veías como una trataba de que le aceptaran una bolsa de consorcio como equipaje, ahí tomaste nota mental de la importancia de viajar con enseres presentables y no como quien va a la puerta camino al container dejando basura.

Ya te llamó la atención un grupete de compatriotas con cara de culo amontonados en el mostrador con gesto de haber estallado otra crisis económica y nuevo corralito. Te acercaste curiosa para preguntar el por qué de semejante semblante, si la vida es divina y tenemos aerolínea propia.

-No sale el avión, te dijo uno.

-Lo están trayendo de aeroparque; te dijo otro. Y vos imaginaste a un Boeing bajando por Alberdi con las balizas puestas.

Te acomodaste dispuesta a esperar porque otra no queda, porque uno en esas circunstancias en un rehén. Porque la señora a tu lado contaba una charla interesantísima mientras vos ibas ideando la manera de desaparecer una vez que el avión llegara, porque odias esa cosa tan argentina de pedirse los teléfonos, luego de dos horas de charla, o de compartir una carpa en la playa.

Luego de cinco horas, cuatro cortados, dos medialunas y tres diarios embarcaste y ahí la conociste…

Se te acercó riendo, diciendo buenos días a viva voz a pesar de que eran las seis de la tarde, declaro alegremente a quien quisiera escucharla:

- Que se sienten donde se les de la gana si total vamos vacíos.

- La pelotuda de Mary no se presento hoy, ¿Verdad?

Te sorprendió esa desfachatez, mientras te ubicabas en la fila anterior a la de bolsa de consorcio y a dos filas del joven gringo émulo de Brad Pitt.

La azafata seguía parloteando con sus amigas, como si estuviera en su living o en la esquina de algún bar de Palermo.

Todo venía bien hasta que Brad Pitt se saco su chaqueta, y sus aromas evidenciaban una falta total de decoro y Rexona. Mientras “ella” repartía los snacks te pareció extraño que al pasar por al lado del joven se tapara la nariz o aventara el aire con sus manos. Pero lo tomaste con resignación por ahí la pobre tenía olfato de basset hound y maneras de Giannina Dinorah.

Cuando la de la bolsa de consorcio la comenzó a llamar aduciendo que se sentía mareada, ella le contesto recostándose sobre el respaldo de tu butaca:

- ¿Qué síntomas tiene?

- Me duele la cabeza tengo ganas de vomitar, dijo la propietaria de la bolsa de consorcio.

- Yo no puedo darle nada, no soy médico, si quiere pregunto por ahí alguno de acá sabe algo de eso y puede ayudarla. ¿Tiene bolsa a mano?

Acto seguido retrocedió y se retiró a seguir dialogando con sus otras compañeras, mientras yo relojeaba a la de la bolsa pensando que no iba a volver que mejor le doy mi bolsa. Efectivamente no volvió.

A la media hora se escucha al piloto explicar que había turbulencias que al pasar sobre los Andes íbamos a sentir unos pequeños zarandeos.

La de la bolsa, presa del pánico, llama a nuestra azafata y le pregunta:

- ¿Qué dijo? ¡No entiendo lo que dijo el piloto!

- Dijo que el avión se va a mover un poco cuando pasemos por encima de los Andes.

- ¿Pero es peligroso?

- No es peligroso, usted quédese sentada ahí quietita.

- Pero nos puede pasar algo, ¿Cómo nos damos cuenta?

Y ahí con tono de Bidart entonando Cambalache le disparó:

- Señora no se preocupe por entender al piloto, no pasa nada, y de llegar a estrellarnos nadie le va a avisar nada, usted en ese caso sólo verá como caen las mascarillas de oxígeno, así que quédese tranquila.

Y diciendo esto se retiró para no volver jamás.


Jodete por boluda, si pensaste que solo unos pocos cortamos los piolines en nuestras actividades diarias y remuneradas.

sábado, 1 de agosto de 2009

Fiesta loca fiesta

En la invitación decía Fiesta de disfraces y ahí te fuiste con tu amiga. Vos disfrazada de queso y ella disfrazada de ella.

Desde el centro a la conchdelalor, una noche de lluvia y frío de la ostia, vos con la cara pintada como un ratón con dos rodetitos patéticos emulando las orejas (sólo tu amiga y vos podían imaginar que esos zoronguitos eran las dos orejitas) y tu amiga con los pelos que parecía que la habían tratado con electroshock hace 2 minutos; se quedaron de una pieza cuando el del peaje preguntó con una media sonrisa digna de un pelotudo ¿Van a una fiesta de disfraces? No tarambana ¿Acaso nunca viste a un ratón manejando?

Llegaron temprano y cuando digo temprano es temprano. Ni música ni gente ni las luces prendidas siquiera. Temprano lo que se dice temprano. Algo así como históricamente temprano.

En eso se arma la fiesta y arranca algo de música. Suena una cosa espantosa y ese tirín-tirín tirín-tirín con pretensiones de marcha que te debería remontar a Ibiza con toda la garra que sos capaz de ponerle apenas si llega a trasladarte a alguna playita de Punta Lara y ahí se miran las dos… y se dan cuenta de que la noche será larga, que más vale ponerle onda o se hunden como el airbus francés y que si se fueron hasta allá vestidas de queso vos y electrogirl con esos pelos ella al menos se toman un naranjín antes de pegar la vuelta.

Decidida a combatir ese frío de órdago te ponés el queso de goma eva debajo de la campera alemana y automáticamente debido al humor de mierda que tenés pasas a ser un ratón nazi más que una ratita mimosa, tu amiga se bate los pelos otro poco y entran a la fiesta con cara de haber llegado recién-recién en vez de haber estado una hora en el auto con todas las luces apagadas y rogando que Punta Lara Fest no sea tan trágica como pinta.

En eso estaban cuando Ratatouille hace su entrada triunfal. Atlético, alto, rubio, sonriente y con los ojos derechos; habiendo contemplado la fauna masculina esos detalles garpaban doble. La agarra de la cintura a tu amiga, y le comienza a enrular la oreja de una manera hermosa. Le pregunta que hace disfrazada de 220 W y cuando ella le dice que no es un disfraz sino que anda así por la vida se le caga de risa; se da cuenta de que la locura tiene sus vaivenes, que en definitiva hubiese sido mucho más creíble decir que se había disfrazado de Troll o de Nina Haggen y no pretender que le crean que ella usa los pelos así también de lunes a viernes de 9 a 18 hs.

En una de esas ida y venidas que se hacía Ratatouille tu amiga arranca con la perorata de que no sabe que hacer, que el tipo es puro músculo, grandote demasiado alto para ella pero que la hace cagar de risa y que bla bla… le decís que se deje de joder con el hombre de milanesas de soja que no sirven para nada que tantas insatisfacciones le han dado y le entre al hombre guiso de mondongo que el mundo es un pañuelo y que le queda mucho por descubrir. En definitiva: que le entre al gordo musculoso como Pacheco a las tortas, con ganas y sin prisa pero sin pausa.

Al ratito la perdés de vista y cuando la volvés a ver la encontrás con los pelos mucho más parados, las patitas trémulas y con esa carita de boluda que ponemos las mujeres cachondas. Mientras lavás un vasito de plástico en una canilla de un cantero embarrando a todos los que están a menos de un metro (ni en pedo creés que los vasitos esos estan limpitos, andá a saber quien los chupó!) te cuenta que el Ratatouille se la llevó atrás de la parilla y a lo oscuro, que le puso más manos que Firpo a Dempsey y que jajraajajajaja y todo eso y que ahora se fue a buscar algo para tomar y que jjarajajajaaa. Y dale que jarajajajaja y tras que no le entendés un carajo la odiaste porque a vos esa noche lo único que se te acercó fue un tipo parecido a Piñon Fijo sin maquillaje.

Optás por llevarla a la cocina a buscar algo para tomar, algo que te permita cruzarte dignamente con el control de alcoholemia y evitar explicar que carajos haces disfrazada de queso y en cana cuando algún pariente te vaya a buscar a la seccional de Garín. Rogando que no te la embarace atrás del pino rastrero le decís que te acompañe a la cocina y saliendo sonriente con la coca cola Light de canuto abajo del brazo le decis:

- JA! Soy una master! Mirá lo que encontré en la cocina - y le mostrás la coca cola con ese orgullo que sólo se puede comparar al de una madre mostrando a su primer hijo diciendo ajó.
- JA! Mirá lo que me encontré yo! – te dice ella, apuntando con el dedo al cuartito de los termotanques.

Atrás del Ratatouille sofocado salió una gorda disfrazada; él todo desabrochado y acalorado y ella portando algo que parecían dos alfajores jorgito de chocolate en la pechera y una espada de plástico del cotillón la serpentina descontrolada del Tío Alberto e hijos.

Te quisiste morir, tu amiga te miraba con cara de por favor decíme algo y vos con esa neurona pendular que te caracteriza sólo pudiste balbucear a modo de triste explicación ¿Será Kurrásel de incógnito? NO hay otro motivo para que se trance a ese gladiador con medias de red.


La pobre santa se estaba jodiendo por boluda y ambas lo sabían pero vos no se lo podías decir sin anestesia.




jueves, 16 de julio de 2009

Divina vida



En la época de mi abuela y la de mi vieja a las mujeres las educaban para saberse el arroz con leche de memoria y poder practicarlo diariamente con la cabeza gacha; por lo que cuando yo era chiquita tenías que ser una nena buena y bien peinada.

Esto implicaba no hacer nada divertido como usar pantalones en los cumpleaños, no podías andar en bicicleta con caño, no podías volar en las hamacas porque se te veía la moma, no podías jugar a las chapitas en la calle con los varones y menos que menos hacer pis desde la terraza con tu amigo Rodolfito. Ni hablar de agarrarte a piedrazos con los vecinos, salir a andar en carrito de rulemanes con el hijo del dueño del taller mecánico de la vuelta de tu casa; olvidate de pulpear con Manolo - ese vecino que tenía como mascota un zorrino y olía como tal - y ni que ni se te ocurriese descuartizar las muñecas o cortarles el pelo de canecalón y dejarlas como modelo moderna. Tenías que ser la joyita de la casa y hacer caso, bajar la cabeza y decir si mamá o te enchufaban un tortazo que se te movían hasta las muelas del juicio que no te habían asomado aún.

La adolescencia. Todo un tema. El despertar de la curiosidad sexual. Otro tema. O el mismo dolor de cabeza para los progenitores. Las benditas preguntas.

- ¿Mamá que es un orgasmo?
- Hija, cuando tengas uno te vas a dar cuenta... es como que te explote la pituitaria.


Esa clase de respuestas eran un desvío adecuado del tema porque te tenían estudiando anatomía glandular como 2 meses y dejabas de hacer preguntas comprometidas. Las mujeres se debían casar vírgenes, para eso eran educadas, vigiladas y encerradas en el cuarto en penitencia, en el quincho a hacer deberes a la hora de la siesta, en el colegio todas las mañanas, en misa los domigos y con la Tía Teté espiando desde el balcón cuando tu novio te apoyaba contra la pared y por poco tocabas el timbre con el culo.

Pero en algún momento de tu vida te picaba el bichito de saber que era lo que pasaba abajo de la enagua cuando veías al chico que te gustaba y se te aceleraba el pulso; cuando le ibas a preguntar a tus viejos alguna cosita seguramente tu madre sentía que se le venía el corazón a la boca y te decía:

- Sos muy chiquita para andar preguntando eso - y con paso firme se iba a planchar la ropa sin darte pelota, si te quedabas rondándole te ponía a enrrollar las medias y chitón no se hablaba màs del tema.

O la otra respuesta - más marketinera:
- Sos muy madura vos para tu edad, me parece que nos vamos a tener que sentar a hablar un día de estos - lo que indicaba que ese-día-en-ese-momento no ibas a encontrar respuesta.

En mis épocas las mujeres eran putas o no lo eran. En eso se centraban todas las decisiones que tenías que tomar en tu vida. Si te casabas bien no ibas a ser puta. Si te separabas si. Si tu marido te metía los cuernos no eras puta. Si lo hacías vos si. Si no sabías cocinar pero sabías bailar seguramente ibas a ser puta.

Te mandaban a colegios de buenas relaciones donde en clase de higiene te decían que el sexo sí-o-sí te iba a embarazar; unos médicos te daban unas charlas donde te pasaban unos videos espantosos para laburarte la culpa y el miedo a lo loco al punto de que el ginecólogo se convirtió en el enemigo tras las sombras; donde si se te ocurría preguntar si un OB mini te desvirgaba te saltaban al cuello diciendo que nada debía entrar por ese sagrado orificio sin que eso (lo que fuere) te produjera la rotura del himen; nuestro actual amigo y posterior karma: la virtud.

Nunca entendiste que tenian que ver las virtudes teologales con las virtudes de la entrepierna pero son dogmas de fé a vos te decían que era creeer o reventar. Y creiste pero después reventaste ¡Gran valor el himen!

Después te enteraste que se te rompe andando en bicicleta o a caballo y te agarra el ataque por todas las vueltas a la manzana que te diste de chica y soñaste que dejas de ser virgen por culpa de un caballo desaforado que te corretea por los prados en bicicleta.

Una tarde de verano tomando un naranjín tu vieja te sentaba abajo de la glicina y te preguntaba si ya te habían explicado en el colegio lo de la menstruación. Tu papá temblaba ante el cuadro de la nena es estado de merecer. Me llevó un par de años largos saber que era lo que se merecía una por menstruar durante casi toda la vida y luego de escuchar durante décadas la pregunta acusadora ¿Estás indispuesta? o de que los hombres te digan "querida... estas insoPPPortable con tu SPM! estoy en condiciones de afirmar con total convicción que lo único que se merece una mujer que menstrúa son puteadas y vergüenza al tener que esconder las toallitas en el carrito del súper para que tu viejo o tu hermano no las vieran, o no poder meterte en el agua porque encima con tanto video del colegio no podías usar OB hasta - por las dudas - después de 3 meses de casada. Eso cuando está porque cuando no está más te tratan de veterana menopáusica.

Alrededor de los 15 años tenés tu primer novio de beso de verdad, pero cuando te quiere tocar una teta se liga un bollo feroz al grito de ¿Vos te pensás que yo soy así de fácil? Santo de mi vida, hoy en día si te lo cruzas te tendría que dar vergüenza saludarlo de la mano de tus hijos; ellos son el indicio de que lo puta que tenías en ese zaguán se te ha gastado con el transcurrir de los pañales, los ravioles con manteca de los miércoles a la noche y las sesiones frente a la tabla de planchar.

Tu primer novio de señorita fue mas o menos a una edad ya crecidita. Con suerte cumplís con el mandato familiar y no sólo es el primer bulto que manoteás sino que es el padre de tus hijos después de 8 años de noviazgo. Mal no la pasaste pero el pobre santo la remó como si fuera un vikingo con un ataque de caspa y el casco atorado tratando de romper con 18 años de tradición de manos quietas.

En honor a la verdad y gracias al falcon de asiento entero con palanca al volante - no a la Tía Teté que te corría con el virginómetro - no fuiste demasiado víctima de esta línea de pensamiento que obedece al mandato de no cogerás así se te despeguen las mediasuelas febo debido a las calenturas, pero no pudiste evitar ser parte de inconciente colectivo de las chicas de tu edad y cada vez que bailabas lento te acordabas de los videos del colegio y te agarraba el Sindrome del Mamut Extinto(freeze) mientras que al santo varón le daba el de Tu Sam (duro-duro).

Mientras transitaste la etapa investigativa te dedicaste a analizar un poco el tema este de los besos y las cosas que producen a nivel fisiológico. No la pasaste mal y descubriste que no estaba tan mal eso que te censuraron durante tanto tiempo desde el laburo subliminal de los videos del colegio y si es así al menos te planteas que en el infierno el clima y la compañía seguro son más favorables.

El tiempo pasa y tus amigas se casan, te viste mil revistas novias, ya vas por el tercer novio casi estable y se te da por el lado de creer que la felicidad perfecta es el cuento de hadas, la gota que horada la piedra de tanta monja y novena rezada, que la familia que te vendían desde la propaganda de lavarropas y planchas con madres que tienen una jarra de jugo en la mano y mil chicos alrededor cantando en rondas perfectas es lo ideal en ese mundo tan de mentiras que hasta el siempre libre se tiñe de azul y no existen las propagandas de los productos para alivar el dolor de juanetes.

Agarrá un marido laburador, añadile un par de hijos un domingo a la hora de la siesta concebidos entre 3 suspiros pequeños, agregale por gotitas una linda casa y batí bien sin pensar mucho. Cocinala durante 15 años en horno tibio - muy tibio - y te sale la Torta de la Divina Vida.

Eso si, te aclaro por si las moscas: es una torta sin huevos y sin un ápice de joy de vivre. Después no te quejés y no digas que no te avisamos y recuerda - mushasha loca - que viene con reproductor de mp3, celu de última generación, descuento en las grandes peluquerías, una vez por año vacaciones a la playa y cada quinquenio lo mismo pero en Brasil; porque no es lo mismo la caipirinha que el clericó y que los chicos rompan las caramañolas en portuñol no tiene precio.

Ellas cocinan, lavan, planchan, crían hijos, hacen las compras, lustran los pisos, limpian los baños, llevan a los chicos al cole, hacen la comida, lavan los platos, se peinan, se lustran y una vez por semana lustran al marido. Tienen todo lo que siempre ansiaron en tanto domingo en misa de patitas cruzadas, lo que siempre pusieron sobre el tapete a la hora de bailar lentos con el papafrita lleno de acné de turno. ¿De qué posible infelicidad me están hablando?

Ahh! ¿Pero es que acaso también querían tener una vida propia y digna de ser vivida? ¡Que se jodan por boludas!

viernes, 5 de junio de 2009

Iron Man





Él era un hombre trabajador que en su cuasi-adultez había conseguido una mujer que le planchase las camisas como lo hizo toda la vida su mamá; hasta lo esperaba amable y sin reproches por las noches cuando llegaba a su casa después de lo que él denominaba un día de trabajo agotador. Un matrimonio sereno y apacible; ella le cocinaba pescado al horno 2 veces a la semana, puchero a la cacerola los miércoles y sexo tibio los sábados.

La misma vida hizo que te lo cruzaras esa tarde en el barcito del shopping cuando simularon una simpática discusión por la última tartellete de crema pastelera con frutillas. Rutina que repetieron todos los viernes hasta que un día doblaron para el otro lado y se metieron en un telo con las patitas trémulas y la cabeza explotada por la calentura de 4 semanas de mails, mensajes de texto, llamados y tartelletes de frutillas.

Cuando se te engancharon las medibachas de pura seda en el clavo sobresaliente de la silla no chillaste tanto como el día en que te diste cuenta de que te habías enganchado como delantal al picaporte con ese señor que lucía una alianza en su anular izquierdo.

Lo recibías con una sonrisa y en babydoll todos los viernes a las 2 AM después de que él dejase a la esposa jugando al burako en la casa del country con las amigas y se iba para allá los sábados las 11 de la mañana porque lo esperaban para hacer el asado, dejándote hecha un bollo y con ganas de compartir un desayuno decente o una cena en un lugar que no sea tu cama y mirando la última de Terminator.

No se te movió un pelo del flequillo - aunque estás segura que el primer síntoma de gastritis lo tuviste ese día - cuando te vino a contar que iba a tener un hijo pero si era una nena le iba a poner tu nombre. Quiso decírtelo a vos primero porque a vos te podía contar todo, con vos era auténtico y sólo vos conocías a su YO mas íntimo.

Siempre fuiste tan colaboradora; cuando le sonaba el celu y te hacía ¡SSSHHHH! vos automáticamente enmudecías y te tomabas el café a las apuradas porque lo llamaba la esposa avisándole que había sacado entradas para ir a ver la misma peli que querías ver vos ¡Justito la misma peli! ¿Qué loco no? La veías por las tuyas y después la comentaban entre los mails que se enviaban. No era tan buena como habían dicho, mencionando que a él tampoco le gustó mucho y a la esposa menos.

Aquel momento en que le confesaste que te encantaría dormir abrazada a él mientras escuchabas la lluvia pegar contra el techo de chapa... No podes olvidar que te cumplió tu deseo cual Genio en la Botella. Esa siesta en un telo berreta con la lluvia pegando contra el aire acondicionado que no funcionaba mientras él - chocándose los muebles en bolas y a los gritos cual Tarzán urbanizado - hablaba por celular; esa habitación en penumbras está entre tus recuerdos más emotivos y hasta te sigue dando hipo cuando lo hablás en terapia.

O cuando te escapabas de la oficina y recorrías casi la capital completa arriba del 67 rumbo a La Redonda de Belgrano para tomar el té con torta de ricota jugando a ser una pareja normalita, pero él se colgaba con el servicio técnico del celular y vos te dormías mirando la hora que él decía se pasaba tan pero tan rápido cuando estaban cerquita, que el miércoles que viene seguro iban a poder estar juntos un ratito más.

Eso sí: el tipo te cuidaba. Cuando te dejaba en la parada del bondi porque él iba para el otro lado te acomodaba la bufanda para que no tomes frío en las heladas tardecitas de julio en Buenos aires. Vos suspirabas AHH!! que lindo compartir otra tarde con movicom... digo con el Bichi! Todavía guardás de recuerdo los blisters de tabcin antigripal que comprabas casi al por mayor en plena temporada invernal en la farmacia de la esquina de La Redonda de Belgrano.

Circunstancias totalmente imborrables de tu memoria y sonriendo asumís que ni con elevadas dosis de alprazolam te olvidarías de todo lo vivido junto a ese hombre.

Te jodiste por boluda 6 meses después de la primer tartellete cuando pensaste que él iba a resignar las camisas bien planchadas porque estacionado en doble fila en la puerta de tu casa te dijo que eras la mujer de su vida mientras cancheramente te tocaba el culo al bajarte del auto.

miércoles, 6 de mayo de 2009

4 besos



El Gorr y vos se habían separado hace ya tanto tiempo que ni te acordás de cuantas margaritas deshojaste mirando el almanaque. Era el cumple de uno de los chicos y el oso cayó de visita no prevista a lo que fue su casa, se sentía como sapo de otro pozo pero eso no hizo que le apuntara mejor al inodoro y te salpicó la tabla del baño como solía hacerlo antaño.

Sólo el destino sabe por qué él dijo esas palabras que tendría que haberse engullido junto con los scons tan ricos que horneaste para la ocasión. A veces pienso en vos, en qué andarás... me acuerdo de esta casa que armamos juntos, lo que jodiste con los baños nuevos.... la cocina impecable como querías hace tiempo... tanto proyecto... y siento que te extraño. Lo mirás de costado entre distraída y ocupada pero disimulando el sartenazo que te acaba de asestar.

Lo ves con esos ruedos torcidos expresando con total frescura delante de los invitados que se te cayó el culo y alegremente comprobás que se sigue comportando como hace 25 años: totalmente inadaptado y conservando intacta esa capacidad de mear en un tarro que está a años luz de distancia... pero te genera ternura el estúpido.

Se te aflojan los elásticos de las medibachas cuando dice que tu pollo al horno con las papas crocantes era casi tan rico como en el que comió ese día en la cantina pedorra del Chuleta Fernández sobre la ruta que va a Luján.

Te sonreís recordando que en tu perra vida volviste a meter una papa al horno. Las desterraste de tu existencia y hasta comenzaste a usar provenzal en el pollo. Por un cambio radical y un mundo libre de asaderas pegoteadas fue tu slogan de vida cuando la cama grande pasó a ser grande de verdad. Le ponés otro plato de sanguchitos triples de miga adelante desafiándolo a que ocupe la boca en otra cosa y lo descubrís espiándote las tetas con total desparpajo, como si todavía tuviese derecho.

A esta altura de la soiree ya lo mirás con cara de marmota sensibilizada, olvidándote de aquel día en que te desmayaste y en vez de venir a ver que te pasaba te mandó un médico de la prepaga y sentís que ese oso siberiano cruza con sorete de cabotaje todavía algo te quiere.

El Gorr se va dejándote con el pollo instalado en la memoria, acalorada y con la cabeza en el lavarropas. En un tris trás te puso el repasador de bufanda, te apoyó contra la mesada y dándote 4 besos te manoteó el culo para contarle al Chuleta Fernández que te están madurando los componentes pero aún lo calentás, tal vez menos que el pollo al horno... pero lo calentás.


Jodete por boluda si le creiste que en vez de extrañar a las papas crocantes, el baño nuevo, la cocina impecable y sentirse el macho dominante de la casa te extrañaba a vos.

lunes, 27 de abril de 2009

Textraños



La distancia todo lo complica y mucho más si la misma se acrecienta por el amor. 400 km. los separaban, por lo que decidieron al menos vivir en la misma ciudad y así se sanseacabarían los miles de arrumacos epistolares, los viajes de fines de semana y sobre todo el gastadero de guita en tarjetas de celular que serán quemadas en forma de mensajes textraño con más los gastos extras para poder caminar de la manito por la tarde y zamparse 1000 besos por la noche.

Decidieron que ese no era el camino que los llevaría al tesoro del final del arcoiris y encontraron un tercer-piso-por-escalera-sin-expensas muy mono donde él se mudaría. No estaba muy alejado de la casa de ella y con un viaje relativamente corto a un trabajo que encontraron publicado en un diario de lunes.

Él se dispuso a hacer las valijas y ella colgó las cortinas que le prestó a tía, acomodó unos almohadones que cosió con telas compradas en la retacería y tendió el sommier que consiguió muy barato - pero en muy buen estado - en mercado libre.

3 meses de besos, 3 meses de caminatas al kiosco de la mano, 3 meses de ir juntos al supermercado y acomodar las latas de arvejas en el estante de arriba, 3 meses pasándole cif a ese inodoro que se resistía a blanquearse, 3 meses compartiendo la espera del laverap cual propaganda de Philip Morris, 3 meses sin textraños a la vista, 3 meses donde organizaron una reunión en el departamento y él conoció a la prima del compañero de box de la oficina que se vino de Salta un fin de semana.



Jodete por boluda si pensaste que salirle de garante de un alquiler incluía que no se mudara con otra.

viernes, 17 de abril de 2009

Malversación de recursos


El programa no era ni muy-muy ni tan-tan, sólo pasar el fin de semana en casa tranquilos y aprovechando que los hijos de los dos estaban con sendos ex cónyuges. Digamos que a cierta altura de la vida es coherente elegir a alguien que disfrute de los mismos gustos de una y quedarse mirando pelis relajados aprovechando la tranquilidad de la casa no era una mala idea. Disfrutándose era la palabra clave.

Con el Gorr hace poco, pero no tan poco, que están juntos, no más de algunos meses y la llevan bastante bien. Los chicos ya se acostumbraron a su presencia, hablan de cosas de todos los días y mientras vos lavás los platos él hace café. Estos detalles le valieron un par de porotos a favor cuando hiciste la matriz FODA al tiempito de que te agarró la manito en el cine.

El tema es que tienen poco tiempo para estar a solas y andan a los manotazos entre las cacerolas mientras cocinás, cuando pasás por el pasillo a los apurones le pegás unos besos mientras él te mira el culo de costelete cuando corrés de acá para allá.

Éste fin de semana es ESE fin de semana. Por lo que te hacés el brushing, te pasás la epilady para que el Gorr no se sienta en el medio del cardal, le das forma a las cejas para tener esa mirada intrigante (¿?) de la que te dice portadora y preparás la escenografía.

Él acepta la invitación de pasar esos dos días juntos y se trae el bolsito. Bah... Bolsito. Una valija que adentro tiene 5 camisas perfectamente planchadas, 8 calzoncillos perfectamente almidonados, hilo dental, cepillo de dientes perfectamente empaquetado dentro de su porta-cepillo-de-dientes, su propia pasta especial para dientes blancos blanquísimos, 6 pares de medias tan albinos que parecen de estreno, otros 4 pares de medias de vestir (1 azul, 2 negros, 1 gris), 3 camperas que le combinan con los 5 pantalones (2 de vestir, 1 pinzado de gabardina, 2 jeans – 1 gastado canchero y otro azul profundo), las zapatillas rojas de lona, las de cuero blancas, los mocasines y los abotinados.

Todo queda milimétricamente ordenado sobre la cómoda y en perchas con las fundas para evitar el polvo, las que también trajo en la valija.

Cenan tranquilos, charlan de cosas sin mucha relevancia como para no amargar la velada y contentos como dos adolescentes se meten en la cama a ver las películas. Comedietas románticas pochocleras porque la idea no es terminar llorando y limpiándose los mocos con la punta de la sábana por dramones ajenos o esquivando tiros y misiles con el Sargento Sanders arengando a la tropa.

Planificaste algo que los relajara y los hiciera buscar puntos en común con tanto amor hollywoodense; todos quisimos ser protagonistas de Love Actually, ellos enloquecen de amor por Mary y nosotras por Jud Law en The Holiday.

El Gorr te manotea un poquito y ese es TU momento. Le decís que ya venís que tenés algo rico para traer y pegás el salto: el salto de la tigresa que tenés adentro y que aflora en determinadas ocasiones.

En el ir y venir te soltás el pelo, te ponés el camisoncito lindo, te sacás las chinelas, te pintás la trompa de rojo, agarrás la fondue de chocolate que tenías semipreparada y le decís con voz de Leonor Benedetto - con los párpados a medio camino haciendo gala de tu mirada intrigante (¿?) Gorr… tengo algo riquísimo para darte.

El Gorr te mira sorprendido pero contento porque le van a seguir dando de comer. Abre la boca como el hipótamo de Pumper -pero él se siente como Nerón - mientras le das frutitas en la boca mojadas en ese chocolate tibio que te chorrea hasta el codo y sonriendo sentís que la tibieza te empieza a invadir los metacarpianos.

Cuando termina la peli el Gorr ya se comió todo, se lavó las manos y los dientes, te dio un piquito y se durmió panza abajo porque mañana empieza carrera de F1 a las 9 AM; Schummy tiene altas posibilidades de ganar y tras cartón Federer está a un punto de quedar finalista en la Davis.

Te jodés por boluda mientras - chupándote los dedos - pateás una funda que asoma del fondo de la valija.

martes, 14 de abril de 2009

El ojo piantao

Él tiene un nick intrigante; cada noche ella se calza sus mejores pantuflas, limpia sus bifocales y se dispone a chatear con él.

Sus letras desparraman ingenio, buen gusto y mundo; si ella se toma algun brebaje etílico hasta le puede encontrar charme la mayoría de las veces.

Pasan los días, los meses, él sigue despotricando contra el medio que les posibilita el contacto. Es tan frío, tan impersonal...

Una noche suena el teléfono, su voz se parece a la del gordo Fritz cuando nos mostraba ese país que seguimos sin mirar.

No hay cam, no hay foto, hasta que un día él se decide a mostrarse.

Ocho meses pasaron, ella lo mira con detenimiento. Mira sus manos pequeñas, propias de un peludo batatero, ese ojo izquierdo que insiste en recorrer sentidos contrarios.

Recorre perpleja ese departamento pequeño, oscuro, ese piso de goma cuarteado...

Y ahí se despabila, y no es por ese miembro flácido que descansa entre sus manos, y no será tampoco por ese ojo rebelde, ni esa deco que le cae como patada en el culo; sino porque, cual Novena Revelación, se da cuenta de que se joderá por boluda al haber creído que las palabras y los hechos se correspondían.

martes, 31 de marzo de 2009

Bichi... ¿Me querés?


El vecino. Un idiota.
Nada. No GENERA NADA pero cada vez que te pone un beso se le escapa un te voy a garchar tanto.
Y vos te preguntás: ¿¿¿¿¿CUANDOOOOOOOOO??????
El tipo ni llama, ni invita a salir, las veces q lo invitaste vos ninguna aceptó.
El sabado lo llamaste, cortó porque no se qué.
El lunes te habla: no sabes como se me complicó te dijo.
Pónele un día complicado. El tipo va a cagar porque cagar cagamos todos.
En ESE momento... ¿No te puede pegar un llamado?
No ¿Por qué?

Porque no le interesa.

Si vos pensaste que los hombres solteros en condiciones de tener una relación sana pensaban en otra cosa que no sea - en éste orden y en repetición ad infinitum - fútbol - porno - paja - alguna puta te vas a tener que joder por boluda.

viernes, 27 de marzo de 2009

Monumento a los caídos



Cuánto tiempo había pasado desde aquel primer beso, desde esa tarde de pasión contenida sobre el sillón? Un mes? Dos....?? No más de eso.

Ella lo abrazó y buscó ávida su boca, él tomó entre las suyas las manos que rodeaban su espalda y las besó para luego - con una amplia sonrisa - convidarle un mate.

Planchaba ella en la cocina mientras él charlaba amigablemente caminando a pie juntillas como flotando suavemente.

La remera negra no se lleva bien con la toalla blanca en el lavarropas. Sentenció él.

A los 3 días le regaló un sacapelusa que - con cara de estar dando cátedra de fìsica cuántica - le enseñó a utilizar a conciencia y con responsabilidad.

A la luz de los hechos y en homenaje Al Caído el cepillo descansa en el cajón de la mesita de luz.

Si pensaste que ese hombre tan atento, galante, suave y de buenos modos era 100% macho argento entonces jodete por boluda.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El mutante



Estaban cenando lo mas chochos y ya andaban por la sobremesa. Charlando de la vida, de los laburos de cada uno, de cine, de libros.... de nada especial. Pasando el tiempo agradablemente y de pronto entre tu comentario sobre que se venía el BAFICI él miró la hora y dijo muy suelto de cuerpo:

- ¿Tenes mucho más para contarme? Porque yo mañana viajo temprano y… viste... Ya que nos llevamos tan bien.. No se... Digo…
De pronto ese hombre que te parecía encantador - y hasta pensaste que era interesante - se convirtió en Homero en slip y medias 3/4 dándote golpecitos en el cachete con algo que pedís parfavarrrrrr que desaparezca de tu visiòn YA!. Encima parece que pensò que te gustaba la oferta porque cuando abriste los ojos e intentaste articular alguna palabra sonrió pícaramente y guiñando un ojo haciéndose el langa trató de descifrar un gesto tuyo que le sonara afirmativo.

Si abriste la boca para otra cosa que no fuera pedir a los gritos un taxi seguramente te jodiste por boluda.

 
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