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sábado, 4 de febrero de 2012

La sabanita de arriba



Ahí estaba paradito en ese velero precioso,con esa bandera de rolex al costado, esa semipanza cincuentona y unas entradas incipientes muy mal disimuladas... te gustó; cuando giró su cabeza te vio mirándolo sin disimulo y sonriendo.

Te dijo “que linda sonrisa” le dijiste “gracias!” y te agarraste de lo que pudiste para remar un diálogo potable. Que dónde regateaba, que con qué barco, que Frers modificó no se que cosa, que la orza, que el calado y que el bergantín y los 70 marineros. Vos lo dejaste hablar desde el comienzo sin poder abandonar la cara de inocente virgencita sin fecha de vencimiento, la que con los cuarenta largos te hace ver más como una marmota con presbicia. Él habló, habló y habló. Lo dejaste hablar y habló y habló. Escuchaste, escuchaste y escuchaste.

Salieron a cenar, Puerto Madero y las pastas de Campo dei Fiore eran un escenario precioso. Aunque en tu imaginación de la escena nunca figuró el factor “no hay lugar para estacionar, dejemos el auto del otro lado del puente” en una noche de viento. Después del primer plato y antes de la tercera copa de vino te enteraste que en vez de parecer una diva en un descapotable con la brisa de la costa de Niza en la cabellera te parecías más a un avestruz reventado a cascotazos por una horda de zulúes, pero eso no afectó tu buen humor y te alisabas el avestruz - digo el pelo - revoleando las manos como los Locomía.

Esa noche fue maravillosa. De ahí se fueron a San Telmo a tomar café y charlaron de bueyes perdidos y de avestruces encontrados. Charlaron de gente en común, de gustos en común, hicieron turismo por todos lugares comunes conocidos y te acordaste de Pachi, Gachi y los de sagitario también.

Al día siguiente el textito de rigor “me encantó conocerte, vale la pena el sueño que tengo hoy”, que bla bla que si que no, quedaste en verlo cuando pudieran coordinar agendas. Vos estabas contenta che. Con avestruz y todo, pero contenta. El domingo a la tarde te invitó a tomar un heladito, te puso un beso, cuando te ibas te pegó una palmadita en el upite y vos con esa cara de tarambana sonriente te sentiste bonita y mujer otra vez.

Durante dos o tres días estuvieron que viri viri que ñongui ñongui y dale que dale con el telefonino. Un dia te invita a la casa, te prepara un asadito, se sientan en la galería a tomarse un vinito que otra copita y si.... apagado el aire acondicionado te pusiste el camisoncito de salir y te metiste en la cama donde voló el camisoncito de salir; al rato cuando el señor roncaba como un lirón a vos te agarró como un friito y manoteaste lo que había. Un edredón. Solo. Pelado. Lo oliste, lo miraste como pudiste con un poco de desconfianza.... y te tapaste deseando que hubiese una sabanita de arriba para separar de vos a toda la gente que debía estar pegada a ese edredón.

Con el beso de buen día llegó el café. Sumó un par de porotos grosos. Te trajo el cafè a la cama! Vos manoteaste el edredón nuevamente y con el primer sorbo preguntaste con esa voz de carrero patagónico que te sale a la mañana “mmñmñm hola, no tenés una sabanita de arriba?

Paaaaaaara queeeé!! para qué preguntás esas cosas???? no te das cuenta de que no hay sabanita de arriba?? Boquifloja gaznápira pocoseso paparula!!

Que no, que no tengo, que si querés una te la vas a tener que traer de tu casa, pero que si vos entrás por una puerta con la sabanita de arriba yo salgo por la otra porque para eso tengo una casa con dos puertas; que no tiene ganas de convivir con nadie, que la culpa es tuya que le hiciste apagar el aire acondicionado, que él usa el edredón solamente y es feliz así. Te sacó la tacita de café de la boca, te puso cuatro besos, te sacó el edredón de encima y sin decir agua va te mostró los abedules que se asoman junto al huerto.


Vos lo escuchaste. El que no se escuchó fue él porque a las 2 semanas te manda un texto “por qué desapareciste?” y con el telefonino en una mano, una costillita de asado en la otra  y mirando esa pantallita infame con la cabeza de costado recitás como un mantra “me habré jodido por boluda una vez más, pero la sabanita de arriba no se negocia”.

martes, 20 de julio de 2010

Breve dos veces


Hace como 3 meses que venían de viri viri, llamadetes, risitas. Cada vez que sonaba el teléfono o veias un mail con su nombre en tu bandeja de entrada (que no era otra cosa que un espantoso pps lleno de pajaritos que de buena gana hubieras hervido en fellinesco puchero) ponías esa cara de momia resucitada que te caracteriza.

Recordarás durante toda tu vida, sobre todo en sesiones de terapia, aquella tardecita soleada de marzo cuando te invitó a tomar un cafecito en uno de esos barcitos fashion de palermito.

De pronto Miguel Bosé comenzó a cantar con ese tono cachondo que te hizo bajar la mirada. Él se recostó en la silla con cara de melómano constipado, se cruzó las piernas en pose de macho recio dejando asomar unas 3/4 de toalla color azul profundo por sobre el borde de sus rarìsimos zapatitos, puso sus manos en la nuca  y dijo con total desparpajo: "Cuchá cuchá!! Los Supertramp eran geniales!!"


Jodete por boluda si no sabés salir corriendo cuando tus instintos así lo marcan.

martes, 16 de marzo de 2010

AVISO A LA COMUNIDAD


Con creciente preocupación y como la vida de la boluda promedio es un apostolado me veo en la obligación de informarles cual vigía lombardo un hecho por demás insólito que vengo observando en las huestes masculinas. Para la cartera de la dama, para que salgan prevenidas y siempre con la llave a mano nena te lo pido par favarr y el bolsillo del caballero, para que dejen de jugar al ping pong de bolsillo y se pongan a reconsiderar seriamente sus metas y objetivos en la vida.

Los varones, esos seres que se asombran y siguen sin entender nuestros ciclos menstruales, están desarrollando la rara costumbre de elevar sus estándares a la hora de conocer mujeres, pero sin sopesarse a ellos mismos con objetividad. Ejemplo típico: señor sesentón que se atreve a mandar al gimnasio a la señorita que amablemente le soporta el campeonato de bocha o su juego de billar, sin chistar.

Señores, véanse al espejo preferentemente recién levantados, miren esa cosa periférica que les cuelga de sus costados y que se alimenta de cervezas, quesos y carbohidratos. Lleven su mano a su cabellera… ah ¿no tienen? Jódanse entonces, lleven su mano a la pelada, prueben estirar la piel de sus sobacos y al ver que esta llega a estirarse más de seis centímetros no se pongan a llorar. Mírense y traten de no encontrar ninguna diferencia con ET o Bernie que en paz descanse, ¿cómo andamos de proporciones? Las patitas ¿están flojitas? Traten de sostener una noche de puro descontrol sin tener que recurrir a la pastillita amarga, o a cuatro frascos de Coramina. Luego de todo esto, no se atrevan señores a pensar que son la octava maravilla, que esta ventaja de mercado que les da la posibilidad de conocer a cuanta mujer sola pulula por las calles, les permite elevar las exigencias. Piensen mis pequeños botarates, que si bien portan billetera repleta, hasta el mejor shopping termina cansando.

Porque es mí deber recordarles, que por cada uno de ustedes, que andan por la vida exigiendo que una sea Pampita con el cerebro de la Falacci, hay cinco jóvenes de no mucho más de treinta dispuestos a pasar una noche con esa cuarentona que sabe exactamente qué hacer con su cuerpo aunque no concurra a ningún gimnasio.


Jódanse por boludos, se lo tienen merecidos si ven que la fémina a la que creían muerta de amor parte rauda y veloz con el chofer que ustedes mismo le pagan.

viernes, 12 de marzo de 2010

Instrucciones para reconocer a un macho



¿Sabe qué pasa? es que ahora con tanto hombre que anda mirando vidrieras y preguntando si los boxer son de lycra o de algodón... que se yo... una a veces se confunde y se termina ensartando con cada uno, que para colmo la van de señor de cuello italiano para la corbata pero después le piden la polvera mientras una está lo más chocha zampándose un platazo de profiteroles en Las Victorias, pensando que el Bichi es previsor por andar con el saquito tejido con botones sobre los hombros en la media estación.

Entonces, nosotras, que nos hemos jodido por boludas iterativamente, sin prisa pero sin pausa y sin decir agua va, y menos que menos pretender que al hacer esto nos despeinemos, nos hemos ocupado de hacer una pequeña listituza de aquellos detalles que hay que mirar a la hora de elegir que bombacha nos ponemos para salir con un señor que se precie de tal. No vaya a ser que después de jugar a los roles no se la quiera devolver.

Deportes preferidos
Fútbol, rugby, boxeo, rally: macho
Tenis, ping-pong, vóley: corderito
Aerobics, dance, step: comilón
Lo mismo pero con vincha: loca. No pida detalles ni fotos.

Regalos que prefiere recibir
Un buen whisky o vino tinto: machote
Una prenda de vestir: dandy
Dulces, bombones: trolo
Flores y/o perfumes: te pasaste Petronilo

Uso de cremas y bronceadores
No usa: súper macho
Usa solo un poco en verano: Macho pero patinoso
Usa bastante en verano: cosita... a brillar mi amor, vamos a brillar.
Usa abundante todo el año: uy dióh! Revise el botiquín porque el trolazo ese le usa la Vichy.

Tratamiento de las mascotas
Su perro vive afuera y lo alimenta tirándole desperdicios esporádicamente: cosaco
Su perro vive adentro, come alimento especial y lo acaricia: delicado y sensible
Su gatita vive adentro, la acaricia mucho y hasta duerme en su propia cama: fíjese porque debe tener un vecino con un rottweiler al que le regaló un saquito animal print para el invierno.

Uso del bidet
No usa: semental
Usa un poquito, a veces: limpito
Usa bastante y con agua tibia: sospechoso o muy mimoso
Usa siempre que va al baño: marica y para peor enviciado. Seguro que hasta  lee el horóscopo en esa posición.

Tratamiento de las plantas
Se alimenta con algunas de ellas: Rambo que se come el potus crudo
Tiene algunas plantas afuera: macho con cierto sentido de la estética
Cuida con tesón plantas de interior: Chuchi, que suplemento nutricional le pones a la difenbachia?

Uso del espejo
No usa: vikingo
Usa solo para peinarse: coquetón
Se mira bastante los músculos del torso: aputosado o puto a secas dependiendo del tiempo que esto se prolongue.
Posa frente al espejo con slip apretado y se relojea los glúteos: loca, y si lo hace cantando a los gritos "I am what I am" encima está desatada.
Se espeja con diferentes pelucas, accesorios y atuendos: WOOWW!! Cómo estoy hoy, eh?

Peinados
No se peina: muy macho
Se peina después de ducharse: machulín
Se peina varias veces por día: maricotas
Se hace brushing, usa geles, fijadores y secadores: trolo en rodeo propio, trolazo en rodeo ajeno
Además peina a otros y aconseja: ¿Qué decirle que ya no sepa?

Limpieza domiciliaria
Barre sólo cuando siente crujir sedimentos varios bajo los zapatos: troglodita (y roñoso)
Barre cuando ve mugre en los rincones: romántico
Limpia con agua y detergente: fifí
Limpia con agua, detergente y perfume: proyecto de trolo, sin además sabe cual es la diferencia entre las fragancias Marina, Campo de Flores y Primavera es trolo recibido.
Además usa aspiradora: puto viejo y encima tiene mejor aspiradora que vos.

Comidas preferidas
Grandes asados y guisos picantes: Tarzán
Churrasquito c/huevo y ensalada para no engordar: sensible y cuidadoso
Milanesas de soja, consomés y pescados al vapor: arañador de tarros ajenos
Aves acompañadas con vegetales al vapor sobre cama de hojas verdes con toques de color: putazo multicolor y enroscado. El delantal que usa seguro que además de estar impecablemente limpio, tiene la imagen de un cuerpo femenino en bombacha y corpiño.

Bebidas preferidas
Fernet, Cerveza, Tinto de la casa: Toro Gran Campeón
Jack Daniels c/hielo o negroni: tipo finoli
Tragos largos de colores y gaseosas: flojito de cincha
Jugos de frutas y licores muy dulces: bichito e lú!
Licuado de banana, frutilla y frambuesa con mucha leche y edulcorantes: fíjesé  (con dos tildes) que en el estante de la alacena seguro tiene salvado de trigo o granola y en la heladera guarda cantidades industriales de Actimel y/o Activia.

Baile
Medio en pedo y para franelear minitas: Shaka-Zulu
Música bolichera brindando espectáculo: díscolo
1er. Bailarín de comparsa Marí-Marí: y la purpurina la compra en tacho de un kilo en varios colores?

Aseo personal
Se ducha en 5' con jabón para lavar ropa y agua fría: gurka
Se baña rápido con shampoo: hombrecito
Se baña con jabón líquido y crema de enjuague: bastante amariconado
Se baña con sales y espuma en la bañera: y abre la canilla con la patita mientras se mira las uñas francesas?

El mate
Amargo y sin yuyos: tigre de la Malasia
Amargo c/yuyos: padece tránsito lento (es que el Bichi le anda seco de vientre señora, no que anda en auto por el microcentro con tanto piquete y protesta)
Dulce: amariconado
Con cascarita de naranja y miel: puto! es puto! No lo dude un sólo instante más.



Jodete por boluda si el Bichi no te pregunta ¿lo qué? cuando vos enumerás marcas como L'Occitane o Puppa.

jueves, 28 de enero de 2010

Se nos fue redepente...



Vos estabas tomando un heladito lo más piola con una pareja de amigos y el tipo se presenta lo mas digno con su saquito blanco de verano, su camisita de vestir, zapatitos acordonados prolijamente lustrados y el pelo entrecano como a vos te gusta.

Te saluda, te convida cafecitos, te sonríe, te charla, cuando te acompaña hasta tu casa te dice esas paparruchadas típicas del postulante a Bichi que te enrula la oreja: que que linda que sos, que con vos se puede hablar porque se nota que lees el diario, que cuando te sonreís se te ven mejor los dientes, que qué haces el fin de semana, que si te entretiene jugar a la payana y bla bla bla. Todo para decirte que dentro del corto plazo quiere ir a tomar unos copetines.

Accedés sin mayores contratiempos porque el helado te puso de buen humor, porque el señor te ofreció caminar del lado de la vereda y porque no te dijo que pagaras tu café.

Ya tenías todos los componentes acomodados para tomar un Negroni por algun lugar bonito de Buenos Aires cuando de repente te suena el celu y acá comienza un periplo poblado de excusas.

La primera vez te llama para contarte que le pasó un auto por arriba del empeine (¿WTF?) mientras esperaba que el semáforo habilitara el paso y tiene que estar una semana con la pata para arriba, la segunda te deja con un lo lamento mucho mascullado entre los dientes porque se le murió un amigo, la tercera se excusa tras el cansancio (lógico por cierto y te la veías venir) por estar toda la noche de sepelio sosteniéndole la mano a la viuda, la cuarta ya te hace mirar por la ventana chequeando si llueven pianos: tiene baja presión debido al exceso de reuniones laborales.

Te salió del alma, ni falta hizo que le eches la culpa de la falta de paciencia: meté las patas en una palangana con salmuera.

Te jodiste por boluda cuando al mirarle los zapatos acordonados y bien lustrados sospechaste que podía durar un round más sobre el ring.

viernes, 17 de abril de 2009

Malversación de recursos


El programa no era ni muy-muy ni tan-tan, sólo pasar el fin de semana en casa tranquilos y aprovechando que los hijos de los dos estaban con sendos ex cónyuges. Digamos que a cierta altura de la vida es coherente elegir a alguien que disfrute de los mismos gustos de una y quedarse mirando pelis relajados aprovechando la tranquilidad de la casa no era una mala idea. Disfrutándose era la palabra clave.

Con el Gorr hace poco, pero no tan poco, que están juntos, no más de algunos meses y la llevan bastante bien. Los chicos ya se acostumbraron a su presencia, hablan de cosas de todos los días y mientras vos lavás los platos él hace café. Estos detalles le valieron un par de porotos a favor cuando hiciste la matriz FODA al tiempito de que te agarró la manito en el cine.

El tema es que tienen poco tiempo para estar a solas y andan a los manotazos entre las cacerolas mientras cocinás, cuando pasás por el pasillo a los apurones le pegás unos besos mientras él te mira el culo de costelete cuando corrés de acá para allá.

Éste fin de semana es ESE fin de semana. Por lo que te hacés el brushing, te pasás la epilady para que el Gorr no se sienta en el medio del cardal, le das forma a las cejas para tener esa mirada intrigante (¿?) de la que te dice portadora y preparás la escenografía.

Él acepta la invitación de pasar esos dos días juntos y se trae el bolsito. Bah... Bolsito. Una valija que adentro tiene 5 camisas perfectamente planchadas, 8 calzoncillos perfectamente almidonados, hilo dental, cepillo de dientes perfectamente empaquetado dentro de su porta-cepillo-de-dientes, su propia pasta especial para dientes blancos blanquísimos, 6 pares de medias tan albinos que parecen de estreno, otros 4 pares de medias de vestir (1 azul, 2 negros, 1 gris), 3 camperas que le combinan con los 5 pantalones (2 de vestir, 1 pinzado de gabardina, 2 jeans – 1 gastado canchero y otro azul profundo), las zapatillas rojas de lona, las de cuero blancas, los mocasines y los abotinados.

Todo queda milimétricamente ordenado sobre la cómoda y en perchas con las fundas para evitar el polvo, las que también trajo en la valija.

Cenan tranquilos, charlan de cosas sin mucha relevancia como para no amargar la velada y contentos como dos adolescentes se meten en la cama a ver las películas. Comedietas románticas pochocleras porque la idea no es terminar llorando y limpiándose los mocos con la punta de la sábana por dramones ajenos o esquivando tiros y misiles con el Sargento Sanders arengando a la tropa.

Planificaste algo que los relajara y los hiciera buscar puntos en común con tanto amor hollywoodense; todos quisimos ser protagonistas de Love Actually, ellos enloquecen de amor por Mary y nosotras por Jud Law en The Holiday.

El Gorr te manotea un poquito y ese es TU momento. Le decís que ya venís que tenés algo rico para traer y pegás el salto: el salto de la tigresa que tenés adentro y que aflora en determinadas ocasiones.

En el ir y venir te soltás el pelo, te ponés el camisoncito lindo, te sacás las chinelas, te pintás la trompa de rojo, agarrás la fondue de chocolate que tenías semipreparada y le decís con voz de Leonor Benedetto - con los párpados a medio camino haciendo gala de tu mirada intrigante (¿?) Gorr… tengo algo riquísimo para darte.

El Gorr te mira sorprendido pero contento porque le van a seguir dando de comer. Abre la boca como el hipótamo de Pumper -pero él se siente como Nerón - mientras le das frutitas en la boca mojadas en ese chocolate tibio que te chorrea hasta el codo y sonriendo sentís que la tibieza te empieza a invadir los metacarpianos.

Cuando termina la peli el Gorr ya se comió todo, se lavó las manos y los dientes, te dio un piquito y se durmió panza abajo porque mañana empieza carrera de F1 a las 9 AM; Schummy tiene altas posibilidades de ganar y tras cartón Federer está a un punto de quedar finalista en la Davis.

Te jodés por boluda mientras - chupándote los dedos - pateás una funda que asoma del fondo de la valija.

martes, 14 de abril de 2009

El ojo piantao

Él tiene un nick intrigante; cada noche ella se calza sus mejores pantuflas, limpia sus bifocales y se dispone a chatear con él.

Sus letras desparraman ingenio, buen gusto y mundo; si ella se toma algun brebaje etílico hasta le puede encontrar charme la mayoría de las veces.

Pasan los días, los meses, él sigue despotricando contra el medio que les posibilita el contacto. Es tan frío, tan impersonal...

Una noche suena el teléfono, su voz se parece a la del gordo Fritz cuando nos mostraba ese país que seguimos sin mirar.

No hay cam, no hay foto, hasta que un día él se decide a mostrarse.

Ocho meses pasaron, ella lo mira con detenimiento. Mira sus manos pequeñas, propias de un peludo batatero, ese ojo izquierdo que insiste en recorrer sentidos contrarios.

Recorre perpleja ese departamento pequeño, oscuro, ese piso de goma cuarteado...

Y ahí se despabila, y no es por ese miembro flácido que descansa entre sus manos, y no será tampoco por ese ojo rebelde, ni esa deco que le cae como patada en el culo; sino porque, cual Novena Revelación, se da cuenta de que se joderá por boluda al haber creído que las palabras y los hechos se correspondían.

miércoles, 8 de abril de 2009

Ímpetu de juventud



Él era joven y muy seductor, ella era no tan jóven y quería tener sensaciones nuevas, o mejor dicho sensaciones ya olvidadas anque traspapeladas.

Pretendía recobrar de alguna manera el tiempo perdido con tanta ilusión puesta en la falsa madurez ajena por lo que decidió perder por una tarde la propia y se dió cita con ese jovencito que parecía tan ávido y apurado por aprender algunas cositas.

El encuentro era en Plaza Francia. Ella lo esperaría en la esquina y él pasaría a buscarla en su auto que debido a su juventud manejaba con celeridad entre el tránsito alocado de la ciudad. La imágen de ella paradita en la vereda asomándose a verle la cara a los señores de los autos que pasaban era patética pero no le importó ¡Estaba a full!

Por fin él llegó. Frenó y apurado le abrió la puerta desde el lado de adentro diciendo dale, apurate que acá no puedo estacionar. Ella obedeció sonriendo.

En vez de ir a tomar algo - como ella tenía planificado para dedicarle un mínimo de tiempo a un diálogo chiquito al menos para saber si toma agua con o sin gas - él la llevó a pasear un rato por las callecitas de Buenos mientras charlaban sobre la importancia del cilp cuando no te abre la copiadora de CD's y decidieron así - rápidamente - que valía la pena una canita al aire sin mucho que perder.

Nervios por ser la primera vez con un desconocido. Emoción por haberse decidido. Calentura de pensar en el bomboncito que la esperaba. Que mi piel no es la piel de los 15 y todas esas sensaciones que se le cruzaron a ella por la cabeza y por el cuerpo pero deteniéndose en cada una como disfrutando del camino a recorrer. Saboreando cada emoción.

Hubo un solo problema que ella no tuvo en cuenta. Él era rapidito para todo.


Jodete por boluda si vos pensabas que lo bueno si es breve es dos veces bueno, porque entonces el muchachito fue buenísimo.


Basado en una historia real vivida por una amiga que prefiere mantener el anonimato porque aún se está recuperando del susto.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El mutante



Estaban cenando lo mas chochos y ya andaban por la sobremesa. Charlando de la vida, de los laburos de cada uno, de cine, de libros.... de nada especial. Pasando el tiempo agradablemente y de pronto entre tu comentario sobre que se venía el BAFICI él miró la hora y dijo muy suelto de cuerpo:

- ¿Tenes mucho más para contarme? Porque yo mañana viajo temprano y… viste... Ya que nos llevamos tan bien.. No se... Digo…
De pronto ese hombre que te parecía encantador - y hasta pensaste que era interesante - se convirtió en Homero en slip y medias 3/4 dándote golpecitos en el cachete con algo que pedís parfavarrrrrr que desaparezca de tu visiòn YA!. Encima parece que pensò que te gustaba la oferta porque cuando abriste los ojos e intentaste articular alguna palabra sonrió pícaramente y guiñando un ojo haciéndose el langa trató de descifrar un gesto tuyo que le sonara afirmativo.

Si abriste la boca para otra cosa que no fuera pedir a los gritos un taxi seguramente te jodiste por boluda.

¿Me viste cara de Pablito Rago, nene?


Te lo cuento a vos porque sos mi amiga... espeta él luego de pasar una noche de sexo desaforado con una.
¿Creíste que había algo mas? No lo hay. Si el señor con capacidades emocionales disminuidas te llamaba a la una de la mañana para contarte lo que le había hecho la perra de la ex, no era porque se estaba enamorando. Eras y serás su amiga, nada más.
Y ya sabemos que amigos son los huevos y se golpean entre ellos. En este caso solo se sufrirá rotura de ovarios, calva incipiente, y es de esperar que acabe ahí la cosa. ¿Pensaste que tenía ganas de verte y que atravesaba la ciudad para que pudieran cenar juntos? Nada de eso. El infeliz no quiere cenar solo porque el simple hecho de sentarse en una mesa sin nadie enfrente le da vértigo.
¿Supusiste erróneamente que ese día que te cambio el enchufe de la cocina fue una especie de ensayo marital? Tampoco... Lo hizo de puro paternal y además los hombres no se llevan con algunas ideas. Pueden ponerte cuernos pero jamás de los jamases van a permitir que una mujer los vea como inútiles domésticos.
Y ahora estás ahí rumiando la frase: Te lo cuento a vos porque sos mi amiga dándote cuenta que efectivamente sos una boluda. Y mientras te miras las uñas y lo escuchas hablar te dan ganas de partirle un ladrillo en la cabeza y levantarte airosa de esa mesa.
Lo harás o te joderás por boluda.

domingo, 22 de marzo de 2009

Tienes un e-mail



Durante un año completo él la llamó con mil excusas y ella nunca lo podía atender. Acusaba que necesitaba contactarse por trabajo pero andaba siempre a las corridas y cada vez que el celular le sonaba en el momento menos oportuno ella intuía que Ricardo estaba del otro lado.

Un día le pidió por favor que le enviara un mail en vez de llamarla, razonando que así iba a poder patear la pelota para adelante y de paso despersonalizar la relación que prefería manejar como hacía con lo meramente laboral.

Después de todo para algo se había inventado el correo electrónico: agilizar y optimizar el trabajo sin interrumpir y dedicándole el tiempo adecuado en cualquiero momento/lugar, era uno de esas ventajas.

Al día siguiente al chequear su bandeja de entrada se encontró con un mail de Ricardo que decía:


Sra:
Necesito un presupuesto, si tenes ganas y no estas atareada pasame los precios; siempre y cuando el perro no ladre por comida, o por cagar, estés de buen humor y/o hayas pagado la deuda de patente.
Como vera usted, lejos está de mi importunarla, si?
Gracias mil.-

El negro.


No pudo contener la carcajada y sabiéndose en deuda le respondió de acuerdo a lo requerido pidiendo las disculpas del caso, demostrando buen humor y sobre todo tratando de recuperar un negocio que ya consideraba perdido.

Mantuvo un intercambio epistolar por esa vía, también habían recuperado el contacto telefónico y charlaban durante largo tiempo en cada encuentro. Es obvio que todo terminó en un romance; lo que no es obvio es que duró solamente cerca de un mes debido a los celos excesivos del hombre posesivo, inseguro, controlador, manipulador y machista que asomó al poco tiempo.

Un sólo y único mes, un frío mes de julio. Él acusó depresión y un estado de ánimo al borde del colapso debido a la finalización de la relación y le dijo cosas como que soñaba con envejecer juntos, la llamaba por teléfono a repetición, le manda mensajes de texto al celular diciéndole que extraña su risa y su abrazo despatarrado al dormir anudados.

Ella con toda la paciencia del mundo trata de explicarle que las diferencias de ires y venires son abismales; todo regado con culpa - no olvidemos la culpa - y el hacerse cargo de las emociones ajenas, el pensar que los sentimientos que el otro nos profesa son nuestra responsabilidad al dar por finalizada de manera adulta una relación que también puede ser tildada de madura. Luego de otro largo mes de explicaciones Ricardo logró comprender que las cosas no avanzarían en el sentido que él quería y aflojó con los llamados.

Llega fin de año. Ella envía los mails de salutación de rigor a sus contactos de trabajo y amistadas varias. Recibe respuestas con buenos augurios y su vida transcurre sin sobrelsaltos.

Al tiempo ya haciendo un poco de orden entre sus correos electrónicos encuentra en el fondo de la bandeja de entrada la respuesta de Ricardo que hasta ese momento, y Dios sabe por qué motivo, no había visto.

Espero que Dios también ilumine tu hogar, y llene de dicha y felicidad a los tuyos. No se realmente quien sos, pero te agradezco tu buena onda.-

De golpe recordó el fin de semana en que decidieron ir a bailar y él le dijo que la iba a llevar a un lugar muy especial donde iba a conocer su espíritu.

Así fue como apareció en la otra punta del mapa sintiéndose más desubicada que travesti en desfile militar y dándose cuenta en ese preciso momento de que no sabía si este hombre la estaba raptando o llevándola a conocer tierras lejanas de un mundo distante al que jamás volverá.

En sus retinas todavía brillaban los pixeles del cierre del mail:

Yo soy Ricardo, Cuándo nos conocemos o vamos a tomar un café?

Sólo resta decir: JODETE POR BOLUDA!!

 
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