jueves, 28 de enero de 2010

Se nos fue redepente...



Vos estabas tomando un heladito lo más piola con una pareja de amigos y el tipo se presenta lo mas digno con su saquito blanco de verano, su camisita de vestir, zapatitos acordonados prolijamente lustrados y el pelo entrecano como a vos te gusta.

Te saluda, te convida cafecitos, te sonríe, te charla, cuando te acompaña hasta tu casa te dice esas paparruchadas típicas del postulante a Bichi que te enrula la oreja: que que linda que sos, que con vos se puede hablar porque se nota que lees el diario, que cuando te sonreís se te ven mejor los dientes, que qué haces el fin de semana, que si te entretiene jugar a la payana y bla bla bla. Todo para decirte que dentro del corto plazo quiere ir a tomar unos copetines.

Accedés sin mayores contratiempos porque el helado te puso de buen humor, porque el señor te ofreció caminar del lado de la vereda y porque no te dijo que pagaras tu café.

Ya tenías todos los componentes acomodados para tomar un Negroni por algun lugar bonito de Buenos Aires cuando de repente te suena el celu y acá comienza un periplo poblado de excusas.

La primera vez te llama para contarte que le pasó un auto por arriba del empeine (¿WTF?) mientras esperaba que el semáforo habilitara el paso y tiene que estar una semana con la pata para arriba, la segunda te deja con un lo lamento mucho mascullado entre los dientes porque se le murió un amigo, la tercera se excusa tras el cansancio (lógico por cierto y te la veías venir) por estar toda la noche de sepelio sosteniéndole la mano a la viuda, la cuarta ya te hace mirar por la ventana chequeando si llueven pianos: tiene baja presión debido al exceso de reuniones laborales.

Te salió del alma, ni falta hizo que le eches la culpa de la falta de paciencia: meté las patas en una palangana con salmuera.

Te jodiste por boluda cuando al mirarle los zapatos acordonados y bien lustrados sospechaste que podía durar un round más sobre el ring.

lunes, 11 de enero de 2010

La Cuqui



La conocí en cuanto me mude a mi antigua casa, me inspecciono por todos los costados y puso cara de desaprobación cuando alguien le comento que yo pintaba. La cosa no fue mejorando, porque con el tiempo me separe y siguió mirándome como si yo fuera el demonio encarnado. Cosa que se intensifico cuando presencio mi disputa con los Testigos de Jehová, quienes pretendían venderme el libro de la felicidad familiar y m iracunda respuesta:


“Llegaron tarde señores, treinta días tarde…”


Ella reunida en la esquina tomando cafecito con lo que yo denominaba “Las viejas del Clubcunkan” todas las tardes a la misma hora, pintadas como si estuvieran en el mejor lugar del mundo con sus trajecitos impecables. Presidia la mesa, y a veces la escuchaba con su voz de rana maltratada hablar de juntas vecinales, veredas rotas y embarazos no deseados. Todas las tardes la señora Cuqui estaba en esa esquina y yo la veía mientras traía del jardín a mi retoña que insistía en sacarles la lengua o hacerles morisquetas con el solo fin de hundirme a mí en el fango mientras disfrutaba de mi cara de espanto.
Pasaron los meses, y una tarde se animo a tocarme el timbre, para felicitarme por tener a la criatura siempre impecable y no haberme vuelto una casquivana tras mi separación, yo le agradecí profundamente, recuerdo que le solté algún comentario ruin de esos que me gustan a mí:


“ Es que estoy sponsoreada por Ala, ser inmaculada es mi destino…”


No dijo nada, solo me miro con sorna y se fue a su esquina. Así era la Cuqui, tenía el pontificador siempre a mano, nunca una palabra de aliento, era todas las madres juntas y disfrutaba esa posición que se había ganado. No en vano, se había casado bien como ella decía y su familia vivía ahí desde tiempos inmemorables.
Logro sorprenderme un par de veces, como cuando la policía pretendía llevarse a unos hijos dilectos del barrio tras gresca futbolera y ella tomando el toro por las astas y esquivando los pomelos derramados del pobre verdulero, se había interpuesto e impedido el accionar policial al grito de:


“La culpa la tiene el futbol señor policía, no querían quemar ese auto, se quemo solo porque es japonés, a un Ford no le hubiera pasado eso”


O cuando casi se nos soponcia cuando llevaron preso a un integrante de su Clubcukan por ser el sospechoso de varias violaciones, debo aquí ser justa y agregar que ese pobre hombre no podía ni caminar mucho menos violar a nadie, cosa que fue demostrada perfectamente por la Cuqui y el abogado que ella consiguió.
Hasta el cura le tenía miedo y le hablaba como si fuera la heredera de la corona inglesa, yo no podía, jamás pude, me divertía con su postura de señora consentida, me la imaginaba con sueños de Mirtha Legrand guardados bajo siete llaves, sentía pena porque su mundo se pulverizaba y ella seguía sin querer distinguir el sahumerio de la cannabis.
Logro cercar la plaza con una reja espantosa, que cambiaran varias veces los baldosones porque no le gustaban, actos espantosos donde despotricaban contra los extranjeros limítrofes que ocupaban el barrio, logro que los micros de larga distancia no pararan más en esas cuadras a pura manguera y balde, y logro que yo le tomara cariño. Tanto que al escuchar que se fue me dieron ganas de pegarme una vuelta por antiguo barrio para pasar y decirle:


Cuqui todo sigue impecable…


Se les ha dado por morirse, a gente famosa y a otros que no lo son, pero vaya mi homenaje a la Señora Cuqui, porque todas llevamos a una Cuqui dentro nuestro dispuesta a joderse por boluda pero con un garbo….

martes, 5 de enero de 2010

¡Que se sepa!



Dijera la gran Tita Merello: se disheeee de miii; bah.. de nosotras las mal llamadas minas.

Se dice que estamos locas, que cuando estamos sonadas somos insoportables, que no nos banca ni el Papa con buena voluntad, que estamos malco, o que necesitamos cosas que sobrepasan los 30 cm. Porque señores, seamos sinceros: ustedes dicen tantas cosas que puff! hasta parecería que nos conocen mejor que nuestros terapeutas o amantes, pero todas dichas desde un lugar de ignorancia total.

Las mujeres no tenemos esos problemas que se les achaca a nuestras hormonas bailarinas porque las mujeres somos así todo el tiempo.

Para que se entienda lo antedicho procederé a explicar el ciclo hormonal femenino. No ponga esa cara de asco y lea, que le va a hacer bien. Caramba. Puerquito pero cobarde resultó ser.
El ciclo menstrual femenino consta de 28 días calendario y básicamente se puede dividir en 4 grandes grupos: menstrual, preovulatorio, ovulatorio y premenstrual.


Detallo en los siguientes párrafos los mil estados de ánimo que pululan por nuestra sangre (en este caso se deberá tomar de manera totalmente literal)

Día 1: ¡¡¡ Nos vino!!! ¡¡¡No estamos embarazadas!!! Andamos infladas como sapos, nos duelen los ovarios, tenemos las lolas estalladas y el carácter sensible. O sea, estamos en un estado de peligrosidad emocional que no nos soportamos a nosotras mismas y lloramos hasta con la propaganda de mayonesa hellman’s. Tras cartón nos crecen los pelos que parece que un enano los estuviera empujando desde adentro, nos damos cuenta de que no compramos los OB súper para los primeros días ni los MEDIO para los últimos y los sobrantes del mes pasado que pensábamos que estaban en el placarcito del baño se los prestamos a una amiga en estado de emergencia el sábado pasado. Por lo que salimos en ojotas en pleno invierno al famacity más cercano y de paso nos traemos toda una provisión de toallitas con y sin alas, para el día y para la noche, ultrafinas para los jeans y súper absorbentes para el gimnasio. Solemos encerrarnos con la shoguineta a mirar películas de amores no correspondidos; alguna intelectual tal vez llegue a ver Amelie a repetición y limpiarse los mocos con la ropa blanca hasta que las sábanas pidan perdón. Esto nos pone muy mal, pero muy mal ¡Es deeeennseerio che!

Días 2 al 5: maso lo mismo sin tanta compra, con menos pelos o acostumbradas a ellos, vamos cambiando el humor de a poco pensando en que todo lo que nos dijeron en estos días PUEDE ser verdad, pero igual somos divinas, (¡No te confundas bombón!) Sacamos turno con la depiladora así nos sacamos el look mono de encima y podemos lucir nuestras esbeltas axilas sin ser tildadas de cosacos. Vamos por la calle cantando la discografia completa del pelotudo de David Bisbal. ¡Remeritas manga corta vengan a mi!

Días 6 y 7: ya vamos mejorando. Sí sí. ¡Sin pelos es otra cosa! Estos dos días son los mas alegres de todo el mes.. No para nosotras que siempre tenemos un motivo para pasarla mal sino para los hombres que nos rodean que nos miran con mejor cara y hasta nos podemos ligar una invitación a cenar o al cine. Aprovechamos y tomamos decisiones tales como el color de pelo al que nos gustaría mutar, si cambiamos los muebles de lugar, si le damos una patada en el culo al Gorr o hasta nos animamos a pensar que algún día conoceremos a un hombre que nos valore y nos haga felices. Solemos andar de soleritos si es verano o jeans ajustaditos en invierno ¡Somos felices y se nos nota!

Días 8 al 13: comenzamos una leve suba en la irritabilidad, se nos acorta de a poco la mecha y el nivel de tolerancia comienza a decrecer hasta limites insospechados. Tendríamos que andar con un termómetro que va del verde al rojo en la frente para beneplácito de nuestros interlocutores los que se darían cuenta del bardo que se pueden llegar a comer en caso de decir las palabras equivocadas en el momento y lugar equivocado. Nada nos viene bien, ni que nos miren ni que nos dejen de mirar, ni que nos hablen ni que nos dejen de hablar, ni que nos digan SI ni NO y menos que menos un tal vez. Esto transcurre a lo largo de los 7 días siguientes hasta llegar al día 14 de nuestro ciclo hormonal. Tras cartón si Santa Norita escuchó nuestros ruegos y logramos tener un cachito de vida sexual, andamos con la agenda en la mano contando los días porque - no vaya a ser que encima de todos los males que nos acosan sólo por ser mujer en este mundo lleno de hombres miserables que se merecen todo lo que les decimos por ser tan desalmados, insensibles, pocoseso, separatistas y sexistas – tenemos la desdicha de quedar embarazadas de ese tarambana que nos tocó en suerte en esta vida. No toleramos AB-SO-LU-TA-MEN-TE-NA-DA.

Día 14: Explota todo. A los botes mis marineros, a las trincheras mis soldados ¡Sálvese quien pueda que hay una mujer ovulando! ¡¡ARGHJJJ!! Nos duelen un poco los ovarios, cintura, panza, tetor, cabeza, muelas, garganta, brazos, viceras, pelos, pestañas y uñas. Es en estos días en que si te la cruzas a Nacha Guevara por la calle le metés el rouge con el que escribía sobre el espejo "me gusta ser mujer" en el culo al grito de ¡usá el lapicito para escribir la vida de Tolstoi; mamaracho, caracol striper!

Días 15 al 20: 4 jornadas de un mínino de sentido común. No mucho, tampoco le pidan peras al olmo, que en ese caso lo psicótico no sería que le reclame una fruta a un olmo sino que le hable a un árbol. . El fantasma de la maternidad no deseada nos sigue a todas partes como el espíritu de Maradona al futbol argentino y si te invitan a algun evento lo primero que haces es fijarte que día te tiene que venir para comenzar a putear y hasta sos capaz de pedirle a tu prima que posponga su boda para evitar el mal momento. Al fin y al cabo como dijo Susana La-Divina-Diva: detrás de todo sólo hay una mujer. Traducido: no crea en lobos que usan piel de oveja.

Días 21 al 27: andamos como ASÍ. Así es así. Las mujeres no se preguntan que es así. Lo saben, lo viven ¡¡lo sienten, lo sufren, lo padecen!! ¡¡Es como el fulbo loco!! No sabemos bien que cazzo nos pasa, tendemos a comer lo que no tenga un tono grisáceo, no esté demasiado duro o demasiado blando. Somos como una manga de langostas cruza con marabunta. Le entramos al pan con dulce de leche, chocolates en todas sus variedades, hamburguesas dobles y hasta ¡¡TRIPLES!! Nos inflamos como sapos, se nos infla el tetor de a poco y sentimos que el jean que nos quedaba tan lindo nos hace ver como elefantas del circo Sarrasani. Andamos como pucherosas y llamamos a las amigas contándoles que lo más lindo que tenemos son los pajaritos en la cabeza porque nos cantan a la mañana, extrañamos tanto (no sabemos qué, pero extrañamos) que nos ponemos a moquear como Verónica Castro cuando le dijeron que Valeria Liberman iba a ser su nuera. Vemos que los pelos comienzan a brotar y cambiamos el estilo de vestimenta por algo más flojito y con maguitas porque no hay corpiño que aguante ni camiseta que resista la visión de un tetor a punto de volcar. Señoras y señores estamos ante el bendito y nunca bien ponderado SPM.

Día 28: ¡¡¡Nos vino!!! ¡¡¡No estamos embarazadas!! Eso siempre y cuando hayas tenido la suerte de tener un mínimo de actividad sexual con otro ser medianamente humano. Nos vemos horribles, los ojos como el sapo verde de Pekín apenas se los asoman por los párpados, el tetor que nos estalla y no hay corpiño que no nos haga doler. TODA la ropa nos queda que es un asco y revoleamos lo que se nos cruza en el camino, le ponemos un patadón al perro y le hacemos una escena histérica al Gorr/Bichi/Mientras Tanto/Chongo/ser-humano-o-bicho-masculino que se nos ose cruzar en 5 cuadras a la redonda. Los jeans nos quedan como el culo y eso nos pone muy mal.



Jodete por boluda si pensaste que por enviar por mail a todos tus contactos masculinos esta entrada ibas a evitar la preguntita ¿Nena... estás indispuesta que andas tan rayada?

 
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