Son los cigarrillos que ella fuma con total desparpajo, mirando hacia la nada, disfrutando de ese rito, sin culpa ni cargo. Disfrutando del humo que se enreda en los malvones y árboles del parque, viéndolo elevarse pesada y rítmicamente hacia ese cielo que le escapa al celeste.
1
Es el bombón de chocolate que ingiere cada noche de invierno, porque así lo hace desde que tiene memoria, y porque le encanta cuándo el cacao se desparrama por su paladar. Porque pocas cosas en la vida le alegran tanto el alma como el gusto del chocolate mezclado con almendras o nougats de inciertas procedencia.
5
Cafés cortados por día, distribuidos estratégicamente en sus horas. Siempre solos, salvo cuándo su espíritu indomable decide atacarlo con alguna media luna. Saborizado o no, pero jamás descafeinado, cosa que considera tan absurda como bañarse con paraguas.
6
Libros que lee por mes, antes de acostarse, prefiere robarle horas a su sueño y dormirse enfrascada con las palabras de otros taladrando su cerebro y ensanchando su alma. Ciudades, seres humanos revueltos en su almohada, trascendiendo las hojas impresas.
6
Pata muslo, repartidas entre la semana, jamás pechuga. Acompañados con salsas que ella inventa en sus ratos de ocio, rescatando a la bruja que lleva adentro y pensando que ese wok es una olla que perfuma su nariz sibarita.
5
Verduras que disfruta y come, la cantidad justa para no sentirse un conejo en jeans y remera. Verduras básicas, porque no piensa que la endibia sea algo confiable.
Infinitas:
Sus caminatas bajo la lluvia, despojada de pilotos o paraguas, porque le gusta mirar al cielo cuándo se desarma en indómitos aguaceros. No le importa volver empapada con tanta risa instalada en su cara.
Infinitas:
Las explicaciones que él desliza en la cena, en el auto, en el Shopping, en la calle, tratando de que ella entienda lo poco salubre de su dieta, de su vida y de su alacena. La cantidad de carbohidratos que la harán una mujer completa, equilibrada y feliz y no ésta desquiciada que lo mira resoplando y pensando que si vuelve a oler avena en el desayuno se va a convertir en Linda Blair.
Jodete por boluda si pensabas que en un mundo políticamente correcto ibas a tener un lugar.