Alguna vez usted ha escuchado las palabras mágicas. No nos mienta. Vamos, asúmalo de una buena vez. A todas nos han dejado con el Jesús en la boca esperando un llamado, una reaparición.
Una se pregunta que es lo que pasó, que es lo dijimos, que es lo que hicimos o dejamos de hacer, que seguramente el Gorr tocará el timbre con un ramo de flores al grito de “Honey I’m homee!” pero no.
El Gorr pegó la vuelta a la ochava y de eso se trata esto: de las tantas formas que tiene un Gorr de huir para luchar otras guerras, de ir a comprar puchos, o dicho el criollo de hacerse el boludo a la hora de emular al croupier marplantense y cantar un no va más.
El Gorr diletante
El que te patea todo para adelante, “bueno bueno, ya veremos” es su frase de cabecera. Tiene un arte para dejarte contenta mientras manda la pelota al corner que, una vez que se las tomó, hasta da placer sentarse a analizar sus jugadas como en un tele-beam.
El Gorr aceitunero
El que cuando lo pinchás se te escapa del plato. Te despide con un besito en la frente, una palmada en el culo, una amplia sonrisa y te pide que le tengas paciencia. ¿WTF?
El Busy-Gorr
Ese que anda con la agenda pegada al culo y el celu colgado del cogote cual collar de espejitos de colores, que son los mismos que te vende a vos. Cada vez que le decís que te gustaría verlo - y de paso chequear si le creció la zapan desde la última cita - te sale con que la misa de gallo y que las reuniones de consorcio o que a la madre se le apagó el calefón. Su frase célebre es “dejame que revise la agenda y te llamo” ¡Tut Tut Tut!
El Gorr Columbia Pictures
Es especialista en efectos especiales. Su frase de cabecera es “me llamo Forest, Forest Gump". Cuando se ven te histeriquea de lo lindo, te mira, te acaricia la espalda, te dice que estas preciosa, se fija en detalles como si tenés las manos arregladas y si te depilaste los bigotes. Llegada la hora de ir a los papeles y asumir que las cosas van de 10 el tipo hace la escena de la chimenea: en un sòlo revolcón te pega 4 besos y hace fade out. Es el día de hoy que te seguís picando la sesera preguntándote cuando fue que comenzaron a rodar la peli que ya llegaron al "cortennn, se imprime!" y vos - haciendo gala de esa manía loca de papar moscas - ni te enteraste.
El Gorr itinerante
El que viaja, siempre está viajando. Vos lo querés ver, frotarle un poco el pupo y enrularle la oreja pero el tipo esta siempre en la loma de la lata con la promesa de una cena o un algo para cuando vuelva. Anda siempre entre Andorra y el conurbano bonaerense revoleando por la luneta del auto promesas de "cuando vuelve te llamo se-gu-ro"; lo más patético es que vos le crees hasta que te das cuenta de que si lo que pagas de celu lo usaras para ir a cenar sola salís ganando.
El Gorr Rodin
El eterno pensador. Ese que te dice que no sabe que le pasa que no sos vos es él y que necesita pensar. Pensar en que le pasa, pensar en que si te ama, pensar en que es lo que va a hacer en el verano con los amigos, pensar en todas las rubias tetonas que se le cruzaron este año y apenas si las pudo mirar porque estaba con vos, pensar en como cornetas te va a decir que ya pensó que no quiere saber nada con vos, se acordarà de las sesiones compartidas del BAFISI mientras mira babeante las bailarinas de pole-dancing; o sea que realmente estará pensando en vos. A veces una es boluda en serio y este es el Gorr más clásico de la fauna masculina, sigue existiendo aunque nos preguntemos como carajos hace para reproducirse si después de todo se la pasa pensando.
Jodete por boluda si alguna vez pensaste en poner la foto en la boleta de la luz reclamando por el Missing Gorr.