viernes, 22 de julio de 2011

Endrogada en el Tigre



JA! otra vez en casa... y otra vez con esa cara de paparula que te domeña el espíritu? Otra vez apostando a que los hombres te pueden sorprender gratamente? "Obvio! - decís-  si de lo otro ya teníamos!"

 Dale que te dale, machaca que te machaca con que por ahí este no es tan salame como el resto la cosa es que le aceptaste la invitación a tomar un helado una tarde de domingo; chocha te fuiste!! Con las ojotas plateadas, el solerito colorado y la cartera al codo luciendo tu mejor sonrisa estival.

Caminaron caminaron, sonrieron, sonrieron... y caminaron más. Caminaste tanto que te olvidaste de que en realidad estaban dando vueltas a la manzana como dos burros de noria, cosa que notaste recién al día siguiente cuando el portero te saludó pícaramente con un "buen día señora, ahora tiene personal trainer?" Nota mental: dejar de ir a la Tucán de la vuelta de tu casa y al menos ir a la plaza a por un palito de agua.

Te pasaste lo que te quedaba de las vacaciones hablando por teléfono hasta altas horas de la noche mientras comías pizza fría y mirabas canal Encuentro, riéndote por teléfono cual adolescente en penitencia y escuchando como con su voz de relator de fútbol te contaba mil historias mientras disimulabas la cadena del baño porque ni tiempo para hacer pis te daba.

Un día te miró serio y te dijo "vos sabés que un día vos y yo nos vamos a tener que dar un beso" y te agarró un calor que te transpiraste hasta el gancho del corpiño. Ahí te diste cuenta de que no sólo de helados y llamados por teléfono vive el hombre y te pusiste las pilas.

Arrancaron un romancete de lo más florido. Él iba a tu casa, vos no ibas a la de él. Él te mandaba mil textitos al celu por día. Vos le contestabas los que te avivavas. Vos hacías comida casera. Él te regaló 7 kilos de berenjenas baby en vez de un ramo de flores. Te demostró su cariño supino cuando te trajo 8 frascos vacíos para conserva aunque el tipo ni loco te comía nada envasado.

Vos no le pedías nada, él quería que le den un poco de pelota. Vos lavabas 2 lavarropas por día. Él enjuagaba las remeras con la manquera en la terraza. Vos comes carne como un troglodita. Él come pasto como una vaca. Vos amás el sushi. Él te invita a que te lo pidas por delivery mientras te mira comerlo. Casi que casi que eran el uno para el otro!

Un día se te antojó ir a ver como quedó la Basílica de Luján. Hacía un calorete que ti la voglio dire, pero no te importó. La fé es la fé y ademas a caprichosa no te gana nadie; que está lindo, que si hace calor nos sentamos a la sombra de un abedul, que podemos comer una tirita de asado en una parrillita, que vas a ver que lindo que la pasamos.... lo convenciste y el señor se quedó a dormir en tu casa.

Dormiste. punto. Dormiste Mucho. Punto. Dormiste porque no te quedó otra. Punto. Dormiste por no largarte a llorar. Punto.

Al día siguiente estaban leyendo el diario y compartiendo un desayunito de mate lavado mientras preparabas la canastita para ir a Luján con una cara de entre semiculo y resignada, cuando al señor le agarró un repetino dolor de panza. No dolor de nada raro, sino un adolescente e infantil "me duele la panza".

Recordaste todas las veces que te agarró un ataque de culo aquerenciado y lo despediste con un beso en la frente pensando en lo feo que debe ser estar con una gastroenteritis en baño ajeno. Por las dudas y para no quedar como una descortés sin modales le ofreciste que use el tuyo que tiene ventana...pero parece que una ventana no es muy convincente en estos casos.

Le mandaste un textito a la tarde... "estas bien?"... sin respuesta.... le mandaste otro al da siguiente... "como te sentís....?!".... otra vez sin respuesta. A esa altura de la soiree estabas con la duda.  ¿Se había deshidratado como las begonias al sol en pleno enero o se estaba haciendo el pelotudo y en realidad se había tomado las de Villadiego?

Preferiste darle un crédito;  no le mandaste más textos ni lo llamaste más porque es feo estar con gastroenteritis y tener que atender el teléfono para decir "mi vida.. sigo cagando, te llamo más tarde" y al día siguiente te fuiste al Tigre a pasear en lancha colectiva.

En eso estabas, tomando solcito, sacándole fotos al reflejo del río y paseando, sentada entre las parejitas enamoradas que fuman porro cual cigarrillos de mentol cuando te acordaste del tarambana. Habían pasado dos días y el tipo sin dar señales de vida..... cazaste el teléfono sin mucho pensar y escribiste "espero que hayas salido del baño así cuando leas esto te puedo mandar a cagar otra vez". Te pusiste el telefonino a una distancia prudencial para vencer la presbicia, apretaste SEND con el dedo índice más firme que tu sonrisa y te zampaste un chocolate de un tarascón.

Jodete por boluda, por ser fumadora pasiva y por pensar que los hombres cobardes estaban extintos.

 
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