Arreglate que viene gente

A Rita se le aceleró el pulso cuando la llamaron esa tarde diciéndole que se arreglara para ir a un recital de blues en La Trastienda y que además iba el nabo que había conocido hace unos días en el almuerzo.

Sin demoras te llamó a vos - SU amiga - y te dijo:

- ¡Arreglate que hoy a la noche Leo va a la Trastienda y con un amigo!

- Ahh.. mirá vos! - decís mientras rumiás un mjtggmmññchatumadre! Me voy a tener que depilar y teñir.... mñmrmmghtttaqueloparió...

- SII!!! Dale que tenés tiempo. Y Arreglate parfavár!!! ¡Yo voy de taco aguja! - y te cagó la tarde; te la reprogramó en un periquete y en vez de pasar la noche contando los carozos de durazno que te pensabas engullir uno a uno entre pucheros mientras mirabas por quinta vez Los Puentes de Madison te la vas a pasar sonriendo falsamente entre gente sudorosa y bochinchera que simula ser feliz.

¿Acaso sos una carroza fúnebre, un auto de casamiento o un caballo de mateo del zoológico? ¿Qué pretende Rita? ¿Que te pongas sombrero con moños de cinta plumetí en la cabeza, un ramito de violetas detrás de cada oreja y en las manos unas bolitas de luces variopintas que revolearás cual malabarista de semáforo? ¿Cómo se traduce del Rita básico un arreglate para ir a La Trastienda?

A las 9 de la noche en punto le abriste la puerta y te enteraste; cuando la viste pensaste que te habían puesto un cartel de neón de budweisser en el pallier. Rita glows in the dark. Lentejuelas turquesas en la blusa, sandalias de tacón plata en los pies - porque ella dice plata, no dice plateado - y el trasero enfundando en un pantalón de seda. Un brushing perfecto al mejor estilo Farrah Fawcett en los Ángeles de Charlie y si pestañeaba ligerito con las 489 capas de rimel que se había puesto los ventiladores de techo giraban para el otro lado.

Mira tus jeans conteniendo un mohín de asco y enfilando para tu ropero te dice que estas vestida como el culo, pero con frescura y espontaneidad:

- Bueno. Dale, apurate. Cambiate que nos vamos en un rato. Sacate esa remera verde que con la cara de boluda que tenés y el andar pausado sos una tortuga.

Rita abre tu placard, canta algo de la Pantoja y te revolea sobre la cama un par de equipos. Ahora se dice out-fits pero vos tenes el upite como una mesita de luz para 24 cubiertos después de las vacaciones y no te fit un cuerno de todo lo que Rita pretende ponerte.

Todo es poco, la onda arregladita-y-de-levante que vos decís que tienen ella insiste en que sólo es arregladita-y-coqueta. Ensaya caritas frente a los espejos y los acomoda en escuadra para que le enfoquen el trasero, el que se escudriñará minuiciosamente girando como un pollo al spiedo y emulando a Linda Blair.

En un periquete te hizo poner las botitas de taquito, te pintó como una vieja de barrio en misa de 7 y te puso una remerita escotada en la espalda sin nada abajo con la que sabías que ibas a chupar más frío que un siberiano. Te perfumó tanto que se te podría localizar en la tribuna de la 12 a ojos cerrados.

- ¡¡Estamos hermosas!! - dijo Rita dando grititos de algarabía y excitación.

Antes de salir te mirás en el espejo, la ves ella ponerse más brillito en la trompa y te das cuenta de que en definitiva tu amiga es un putón patrio más contagioso que la gripe porcina, pero de buen corazón.

Ya adentro del boliche la ves a Rita moverse como una gacela y al ratito nomás estaba feliz de la vida enroscada con Leo atrás de una columna.

Te jodiste por boluda cuando hacías tap-tap con la patita y de reojo pispeaste que el amigo que te tiraron como un muerto arriba de la mesa se pedía un martini seco mientras te miraba con cara de James Bond en camiseta.