viernes, 18 de febrero de 2011

El libro gordo de Pete-te



Luego de dar unos pasitos por esta vida hemos llegado a la conclusión de que sin saber no hay posibilidad de desarrollo y si lo que queremos es que el Mientras Tanto se desarrolle en Bichi y el Bichi mute a Gorr tenemos que ponerle garra, emoción y sobre todo cerebro y corazón. El coaching ontológico está en la cresta de la ola mientras nosotras acá tejiendo calceta al crochet y tratando de hacer un flan de 12 yemas sin colesterol con los huevos de Cormillot.

¿Queremos eso? Es la pregunta que nos debemos plantear ante el espejo o ante la puerta del horno mientras dilucidamos por qué el flan se llenó de agujeros. Por lo que acá andamos, con ganas de dejar de jodernos por boludas y por eso es que hemos decidido a dar un paso fundamental: la capacitación.

Nos metimos a naufragar en internet (donde te cantan la verdá de la milanesa) y en un tris tras nos leímos un par de artículos que nos dejaron con la boca abierta, las ideas todas revoloteadas y sobre todo nos dejaron un dolor de cabeza tremendo más un mareo que ti la volgio dire.

Te calzaste los bifocales, te sentaste derecha y te pusiste a estudiar las instrucciones para que el Gorr se ponga contento a base de puro sexo oral. Tu asombro asomó cual jilguero a la primavera porque la primera sugerencia era que le pongas ganas, lo que te pareció lógico porque sin ganas hasta el bizcochuelo se niega a levar y el Gorr no iba a ser la excepción.

El segundo es algo más “técnico”: la respiración. Hay que inhalar y exhalar por la nariz, de esa manera evitamos atragantarnos y que nos den arcadas. Es la misma respiración que practicamos en las clases de canto o pilates dice el artículo y vos no sabes por donde arrancar, si prenderte al Gorr como ternero a la teta, hacer pilates, enyoguizarte o cantar. ¿Tal vez ponerte un traje de buzo y sumergirte en la entrepierna del Gorr recordando a Jaques Custeau parecería lo adecuado?

En su cumpleaños, en un aniversario… Siempre vas a encontrar motivos tanto o más válidos que éstos para darle ese “regalito” a tu hombre y vos ya te ves espantando al Gorr con el repasador al grito de ”si no es tu cumple no-te-to-ca!” cuando venga el sábado a la noche a arrimar el talón clamando regalo fuera de temporada.

La posición ideal. Lo ideal es que los dos estén cómodos. Podés sentarte en una silla baja. "Gorrrrrrr!! Trae la sillita del nene que hoy es tu cumple!!" En un momento de lucidez te acordás del banquito de la cocina de la casa de tu abuela, el banquito de la cocina de la casa de tu infancia, y el banquito de la cocina de tantas casas con maridos felices y contentos. Si el Gorr es medio cortina paralo arriba de la mesa y mientras estas sentada cómoda le das el regalito anual.
Una versión novedosa podría ser el "calesitero" donde cambia el banquito de la cocina por una sillita con rueditas. Hay que innovar permanentemente porque el Gorr se nos aburre y cambia de canal al toque. Consejo: antes de arrancar dale un dramamine al Gorr porque te va a terminar haciendo un desastre con el flan de 12 yemas con tanto girito y dale que va.

Los testículos. Aprovechá para acariciarlos. Tratá de ver como vas a hacer porque el Gorr te dice que se los tenés al plato, que te tiene todo el día colgada de sus partes y vos le decís que es un ingrato y todo eso. Manejate, buscate un buen discurso para que el Gorr te los preste un ratito y sobre todo deja de apretarle los huevos todo el día a ese santo y acaricialo, acaricialo mucho!! Acaricialo hasta que se paspe!!

Los dientes. A menos que a tu pareja le guste, evitá morderlo. Gracias al cielo desde que todas las noches ponés la sonrisa en un vasito este tema no es para preocuparse; por lo que de costado cancheramente, decís un JA! Bien fuerte y te cebás otro mate con chuker.

¿Te animás a ponerlo en práctica? Una idea… ¡Después podés pedirle una devolución de favores! Pááájarito!! Acá se te complicó la cosa porque el Gorr te viene pidiendo fiado desde hace añares. Te parás frente al espejo y practicás mohines y pucheros. "Dale Gorr... yo ya te hice el regalito, ahora te toca a vos, sentate en el baquito.. dale... si? Devolveme el favorcito, dale Gorr!!”

La eyaculación. Charlen entre los dos y elijan la manera que le dé más placer a los dos. A esta altura de la lectura vos te preguntás si la que escribió esto hizo algun trabajo práctico o sólo se dedicó a tomar apuntes.
“Gorr.. charlemos.. vení”, le decís con cara de que el souffle de queso se te pinchó y haciendo TAP-TAP con la manito en la sillita de al lado. El Gorr no te charla ni en las propagandas y esta marmota con una sola neurona motora te sugiere que te charle justo ahora!!?A lo sumo te dice "vos seguí que yo te aviso" y si dormiste alpiste!
“Gorr.. charlemos... donde querés eyacular mi cielo?" insistís, para esto el Gorr ya se te torró con el control remoto en la panza y vos seguís esperando respuesta. Cuando con ese tonito al mejor estilo Patricia Lage le taladrás la pituitaria por novena vez, el Gorr en un ataque de furia descontrolada te espeta “ EN LA VECINAAAAAAAAAAAAA!!” y levanta una nube de polvo a su paso.

Sexo oral de exhibición. Igual que en las películas, es bien hot y muy estimulante. Entre que le charlas, evitás morderlo y le acaricias las petunias se te presenta la vecina. Y el Gorr que dice “ahora me toca charlar con la vecina, hacete unos mates”. Te acordaste de Wanda Nara que después de todo tal mal no le fue. Si a ella le dijeron lo mismo con la cosa de la exhibición, la subieron al youtube y ahora pasea en Ferrari por Europa, no? Nota mental: lavar el dodge 1500 del Gorr que volvió del espigón de Mar Chiquita con el baúl lleno de cornalitos.

A esta altura de la capacitación - con los dientes en la mano, la filmadora en la otra y con la promesa de fiarle la devolución del favorcito otro milenio - usás la sillita baja para treparte a la medianera a grito pelado “Gorr! deja de charlar con la vecina!! Gorr, el mate carajo!! que se me hierve el agua Gorr! Te olvidaste el cepillo de dientes!!! GGGGGGOOORRRRRRR!!”


¿Ahora entendés por qué te jodiste por boluda todos estos años?

Inspirado en el libro de Paola Kullock "Sexo, ¡ponele ganas!", de Ed. Aguilar.

 
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